11 junio 2015

mantra en do


Como un acorde que honrara las dos piezas del concierto, la primera de las piezas que regala el violonchelista armenio Narek Hakhnazaryan incluye la rareza de escuchar al propio solista cantar lo que a ratos parece la imitación de riffs guitarreros, y a ratos un mantra budista que aliviara el dolor de Dvorak al escribir su Concierto para chelo en si menor mientras la hermana de su esposa, de la que también estuviera enamorado, agonizaba, y la agonía propia que Chaikovsky volcara en su sinfonía postrera.

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