30 abril 2015

no suponen lecciones futuras


La misma semana en que Francisco González advierte del regreso a los viejos hábitos del crédito arriesgado, a lomos del programa de impresión masiva de dinero del BCE, el presidente de la patronal bancaria dice que la banca tardará 10 años en duplicar la rentabilidad. Fiados a un objetivo deseable del 10% anual, se pondera como “ni alcanzable ni deseable” el volver a los beneficios de la década 1998-2008, con rentabilidades frecuentes del 20% anual. El objetivo es, pues, la mitad de la productividad de aquella que llevó al desastre. Que suena a la mitad de posibilidades de repetirlo. Obvio que fueron los programas perversos de incentivos los que alentaron a las sucursales bancarias a vender lo que fuera a quien fuera, se muestra el alcance real de la lección: permitirse estafar apenas a uno de cada dos clientes. En esos diez años previstos, la deuda pública difícilmente duplicará el 100% actual, y ni falta que hace, pues con aumentar en un 0% las ayudas públicas a cajas y bancos con delitos probados, seguirá siendo negocio inflar una entidad financiera y dejarla explotar llegado el día. 

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