Para quienes guardan el dominical y lo leen a lo largo de
la semana, el reportaje principal de El País, que hace cuatro días recogía el
mito esforzado de la abogacía de alto nivel y su inmersión en la macroeconomía,
ve añadir hoy en el mismo periódico un epílogo que es más interesante como
prólogo: Emilio Cuatrecasas, que presta su apellido a uno de los mayores
bufetes de Europa, ha aceptado una condena de dos años de cárcel por fraude a
Hacienda que incluye el pago conjunto (regularización y multa) de 5.5 millones
de euros. La noticia añade que, especializado el bufete en asesoramiento
tributario, el imputado “goza de todo el
apoyo de los socios”. Traído del Libro del éxodo, en el que se cuenta la
actitud del pueblo liberado mientras Moisés recibe las tablas de la ley, ese
don del que representa las garantías y pruebas de la ley: la disposición perfecta
para defraudarlas.
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