20 enero 2015

doce apellidos vascos


No hay que desaprovechar una oportunidad de buscar espejos más grandes, en los que mirarse con más perspectiva, y así, miles de personas se manifestaban el domingo en San Sebastián en protesta contra la detención de 12 abogados de presos de eta, acusados de fraude, blanqueo y delitos contra la Hacienda Pública. Tríada interpretada, en esa mezcla de folclore ideológico y analfabetismo moral que da esa tierra, como cuestión de “derechos humanos, solución, paz”, lema de la manifestación. Y que, como definición intermedia, más fiablemente queda expresada en ese otro eslogan que imprime El País unas páginas más allá, de boca de un filósofo francés –“los valores de las culturas islámicas son incompatibles con los nuestros”. Como acaso querían sugerir esos otros analfabetos –los padrinos de la teoría de la conspiración ligada al 11-M- el entorno independentista ligado a los beneficios electorales de no entablar guerras contra eta –es decir, del pnv de arzalluz al bildu de garitano- es el yihadismo a la española, en su formato explícito –los presos de eta y probablemente sus abogados detenidos- y en su versión solo aparentemente más laica –los días de ibarretxe quedan cerca. “Hay modelos de sociedades muy conflictivos e incompatibles” –dice Yves Micheaud. Que viene a significar que quienes se empeñan, y matan por ello, en separar a los hombres en función del origen de su sangre o en qué dios creen, mejor harían en volver al colegio a aprender que las sociedades crearon el Derecho para dotarse de diferencias mejores, más razonadas. Con los niños es fácil, con adultos que ni saben leer correctamente una declaración judicial –en euskera, que no hay que añadir dificultades- es imposible. 

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