Acaso
como todos los que intervienen en la versión de Marco Carniti de Como gustéis,
estos días en el Valle Inclán, Edu Soto ha de sentirse, flauta en mano, el
Pamino de La flauta mágica, obligado a pasar, por calles y bosques, prueba tras
prueba, sin saber hasta el final si se avanza o no, y que quizá desearía la
suerte de Papageno y su boca sellada. Nadie ha de sentirlo más que el Duque
Fernando, aquí encarnado en un gurú de un bosque más espiritual que pastoril, como
un Sarastro que vendiera esoterismo de televisión nocturna. Solo que más
similitudes con Mozart, más sufre la visión de este Shakespeare cantado, que en
los mejores momentos –cuando Verónica Ronda es la que canta o Soto el que
habla- recuerda a un musical de la Gran Vía, y en los menos felices –que son
lastimera mayoría- a una versión relajada de Operación triunfo. Shakespeare es
el tema final de la temporada anual del CDN, y con suerte uno sale de esto para
ver el Macbez de Lima en el María Guerrero, y no al revés.
2 comentarios:
Todo se resume en que es mala, con un total que nadie se ha detenido a mirar críticamente, lleno de parciales, muchos infames y alguno que apuntaba a no serlo. Lástima no haber tenido aguante para volver después del descanso, porque, quién sabe si la flauta hubiera sonado. Las terrazas de Lavapies lo curan todo, sobre todo en tan buena compañía.
Yo volví y no suena mejor después. JP lo dice bien: la Ronda cantando y el otro hablando. El resto, no merece estar ahí.
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