Empezar las
revistas por el final halla su recompensa al ver al final de The New Yorker el
anuncio que anticipa el reestreno en Broadway de Cabaret mucho antes de que la
página 10 traiga noticia del estreno, unos meses antes, de la adaptación
musical de Rocky. A tiger is a tiger, not a lamb –cantaba Liza Minelli en 1972,
cuatro años antes de que Sylvester Stallone hallara el molde exitoso de sí
mismo, y diez antes de que The eye of the tiger saltara de la banda sonora de Rocky
III a las discotecas de todo el mundo. Es Michelle Williams quien heredará lo
que la fallecida Natasha Richardson cantara en este mismo montaje,
coreografiado por Rob Marshall y dirigido por Sam Mendes, al ser estrenado en
1998. El tigre Sally Bowles resulta, así, uno blanco, que viene de ser esa otra
cantante improbable, Marilyn Monroe. Para quien aún no esté enamorado de ella, una
segunda oportunidad. Por ejemplo, al escucharla cantando Perfectly Marvelous. Como si delante de un espejo.
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