y todos para uno
Todo en el
mundo creado por Tolkien respira singularidad, también en sentido literal. No
hay protagonista que tenga reemplazo, copia. Sus héroes lo son tanto por sus
peripecias como por la soledad que arrastran. Un anillo único, un portador que
más se aísla cuanto más lo lleva. Un señor oscuro. Un mago blanco, uno gris, uno
marrón. Nunca un segundo del mismo color. Un rey en la sombra. Un dragón. Un único
superviviente de los cambiapieles. La montaña que encierra la historia en El hobbit
es la montaña solitaria. Y de tanta excepcionalidad, de tanta idea que empieza
y acaba en sí misma, hay ya seis películas. Y aún queda el material que el hijo
de Tolkien desarrolló a partir de bosquejos dejados por su padre. Algún día
saldrá Lobezno en una de ellas.
2 comentarios:
es un mundo complejo, no muy de mi línea, pero admiro que alguien creara algo tan excepcional. espero la tercera parte de El Hobbit con curiosidad.
eso sí, a ver si los orcos salen más guapos
:P
Pues léete algún libro de Tolkien en edición etimológica...Fliparás con el origen de cada nombre, de cada raza...(yo tengo el Hobbit así)
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