20 diciembre 2013

y todos para uno


Todo en el mundo creado por Tolkien respira singularidad, también en sentido literal. No hay protagonista que tenga reemplazo, copia. Sus héroes lo son tanto por sus peripecias como por la soledad que arrastran. Un anillo único, un portador que más se aísla cuanto más lo lleva. Un señor oscuro. Un mago blanco, uno gris, uno marrón. Nunca un segundo del mismo color. Un rey en la sombra. Un dragón. Un único superviviente de los cambiapieles. La montaña que encierra la historia en El hobbit es la montaña solitaria. Y de tanta excepcionalidad, de tanta idea que empieza y acaba en sí misma, hay ya seis películas. Y aún queda el material que el hijo de Tolkien desarrolló a partir de bosquejos dejados por su padre. Algún día saldrá Lobezno en una de ellas. 

2 comentarios:

A.Pérez dijo...

es un mundo complejo, no muy de mi línea, pero admiro que alguien creara algo tan excepcional. espero la tercera parte de El Hobbit con curiosidad.

eso sí, a ver si los orcos salen más guapos

:P

Diego dijo...

Pues léete algún libro de Tolkien en edición etimológica...Fliparás con el origen de cada nombre, de cada raza...(yo tengo el Hobbit así)