16 febrero 2011

lo que nos dicen hacer es solo nuestro


En según qué países –para el caso, Yemen, pero también Italia- solo hay algo más extraño que ver manifestarse a parte de la población en contra de gobiernos que abarcan décadas: ver manifestarse a parte de la población a favor del gobierno. La ignorancia, o su guardaespaldas, el desdén, están detrás del apoyo que alguien de la calaña de Berlusconi se diría arrastraría incluso si las grabaciones le mostraran asesinando a alguien. No es inconcebible porque lo que se opta por no saber siquiera puede, así, aspirar a ser concebible en el equivalente social de estos buenos señores que aparecen en la imagen, alertando de su intención de sustentar al presidente ali abdalá saleh, hace unos días, en Saná. Decidimos venir por amor a la patria y al gobierno –se lee a un jeque de las tribus del norte en que se apoya el gobierno que le paga por estar ahí, diciendo eso. Y hasta ahí es normal todo. Y sin saber si en Yemen los jeques tienen el rostro de sus jardineros, camelleros, albañiles o chóferes, es dudoso que el que declara su amor al sueldo sea uno de los hombres de la imagen, cuyas dagas y gritos no pueden estar a sueldo de palabras tan graves –amor a la patria y al gobierno- porque esa es una moneda que el emperador paga solo a unos pocos. Asi que lo que gritan estos es solo lo que les piden gritar, como en Italia y tantos sitios, todo normal también. Salvo ese detalle –cuando las ideas que transportas no son tuyas, o tan escasamente que apenas llegas a entenderlas, sientes que vas con las manos vacías. Es entonces cuando aferras lo que tienes a mano –periódicos propios o dagas de matarife.

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