27 julio 2006

Puercos y el lenguaje como margarita

El mismo día en que el periódico recoge a Stephen Hawking advirtiendo la necesidad de seguir hablando para superar, por la mínima, ese 98% de herencia genética común que nos une a los primates, se hace público el contenido de una carta de 10 hojas escrita por el gran idiota iraní mahmud ahmadineyad a Angela Merkel en que se sugiere la colaboración de ambos países en la aniquilación de Israel. Para qué. Qué gana Irán proporcionando pruebas tan claras de su desvarío si probablemente basta el funcionamiento de una sola neurona para saber que Alemania es, de todos los países del mundo, el que con más horror acogerá la mera idea. Qué gana Irán hablando eso, qué clase de lenguaje, en apariencia común al nuestro, les aleja de aquel que pondera Hawking como instrumento de conocimiento, de entendimiento del otro. Un informe concluye que el 60% de los españoles no ha visto, oído o leído nada acerca del protocolo de Kioto. Otro, que el 28% de los adolescentes varones de madrid ignora que la homosexualidad no es una enfermedad, que el 32% ve correcto tratar despectivamente a un homosexual. Tantos pergeñando escritos cuando deberían estar leyendo, hasta que entendieran. Tantos primates -en su acepción clásica- rezando para no aprender nunca a escribir.

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