Tras meses de deliberación, el tercer libro previsto
de la editorial acabó siendo el segundo, y paradójicamente, exhumar a Urabayen
antes que a Becquer ha acabado por desenterrar a alguien que, muerto mucho
después que el poeta, yacía a más profundidad, en tierra de olvido premeditada,
concienzudamente labrada.
Desde entonces he leído la novela dos veces, una
cuando mi socio me dejó el texto previo a la edición definitiva, y la segunda
hace poco, ya publicada. Me gustó la primera, y me ha gustado aún más la
segunda lectura. Lo cual no quiere decir que esta novela necesite dos lecturas
para ser apreciada en lo que vale, sino que lo me gustó en la primera lectura
me sigue gustando en la segunda, me sigue interesando y divirtiendo, lo cual es
aún más valioso.
Mi impresión como lector es que se trata de una
novela extrañamente divertida, escrita en un momento escasamente divertido. El
propio Urabayen señala que fue terminada el mismo día que estalla el golpe de
estado contra la república en 1936. En ello es una novela sobre volver. A
Toledo. A Urabayen. A la idea que los toledanos tienen de sí mismos. A la
esencia de cierta idea de lo español. Y a cierto aspecto que me interesa
bastante, que es la relación del hombre con lo que escribe, lee o pinta., con
aquello que le representa. La relación íntima y la relación pública, visible,
explícita.
Hay cuatro ejemplos en esta novela que me hacen
sonreír cada vez que vuelvo a ellos. Y es porque todos me recuerdan a un mundo
que uno no esperaría ver ubicado en Toledo, ni en el Toledo imperial ni en el
rural y no muy próspero en que se ubica la novela: un mundo de una creatividad
cómica y absurda, de una extravagancia ingenua, llena de pureza.
1. Daniel Meneses, que llega a general sin salir
de Toledo. Y que al casarse, recibe como regalo un retrato al óleo, cuyo traje
será modificado con los años a medida que asciende en el escalafón. Un profesor
de la Escuela de Artes y Oficios es convocado cada tanto para que repinte los
símbolos de su ascenso: la manga, un fajín… todo esto sin modificar la cara de jovencito
que el retrato mantiene inalterado. Y que, en su condición de general
perpetuamente más joven de la historia, recuerda a franco quizá con una
sutileza digna del aprecio que millán astray sentía por la finura intelectual.
2. El capellán Inocente Meneses, tío de Leocadia, la
protagonista. Un hombre que, entre sus múltiples talentos e inquietudes, y
ninguna más pugnada que la de escribir, para flagelar a sus enemigos
literarios… se pone a pintar. Pinta frescos en sus paredes, de noche, durante
el tiempo que le permite la luz de una vela hasta que se extingue. Luego sigue
a oscuras. “Decididamente la pintura sin
luz era la única inspirada” –dice Urabayen. Luego enseña ese museo que
enseña a quienes le visitan, que es cualquiera, pues su casa siempre está
abierta, literalmente. Un hombre que escribe panfletos sobre cualquier tema… un
sabio que duerme sobre la tumba de un rey visigodo, que incluso se ofrece a
corregir el libro genealógico que su hermano viene confeccionando. “Perdona la intromisión, pero no me fío de
ti, hermano, tienes madera de académico” –dice.
3. Serafín
Garrido, fundador y editor de una revista –La ciudad única- que es básicamente
un saco de halagos indiscriminado pensado para vender suscripciones. Y cuyos
temas renueva, casa por casa, pueblo por pueblo, a medida que la cháchara se
agota.
4. Y el más maravilloso de todos en este ámbito: Marieta,
el ama de llaves, madre adoptiva de Leocadia, quien guarda cada día la media
docena de periódicos que entran en casa de sus dueños. Los guarda en sacos que
cuelgan de una pared de su alcoba. Separados por años y ordenados por fechas, y
que lee escrupulosamente por orden de aparición, es decir, no leyendo el
primero que aparece al abrir un saco, sino el primero de los que aún no ha
leído, tenga tres o doce años de retraso. Y que va comentando a medida que lee,
con dos o tres años de retraso. Sin que para ella hay perdido un ápice de
novedad o maravilla. En uno de esos sacos podría estar también esta novela.
Para quien la quiera buscar en otros sitios más
ortodoxos, están las librerías. O directamente en elperromalo.es.