Entre los donantes perfectamente voluntarios
del partido popular durante décadas, estaba, entre una pléyade de
constructores, el dueño de Mercadona (al que se supone acuerdos muy exigentes para con
sus proveedores) y José Luis Moreno –cuenta Luis Bárcenas en boca de Pedro
Casablanc, a partir de las transcripciones de las declaraciones de aquel al juez
Ruz. “Ninguna de las donaciones era a
cambio de algo” –dice también, tras escuchar que el dueño de Mercadona donó
260.000 euros, y el ventriloquo, millones de pesetas. Contado sencilla,
transparentemente, como una hora del interrogatorio que tuviera lugar, es una
experiencia educativa sobre la encarnación de la irrealidad, incluso si publicada
a diario en los periódicos, en normalidad política. La reivindicación del papel
estrictamente contable que Bárcenas se adjudica deviene en libro de estilo de
la financiación de los partidos políticos, donde a esa normalidad que es donar
millones al partido en cuyas manos está decidir sobre adjudicación de contratos
públicos, se suma el pagar complementos salariales en dinero negro al
presidente y demás altos cargos del partido. Prestada la financiación del
dinero inmobiliario al símil con las paredes falsas y los pasillos ocultos a la
vista, Mercadona y Moreno añaden su metáfora respectiva –el de la política como
la marca blanca explícita de intereses corruptos; y el del guiñol político como
un ejercicio de mala ventriloquia, en la que a nadie parece importarle cuán se
nota el truco. Más metáforas: la web de abc no recoge dato alguno sobre una posible reseña de
la obra, la de la razón directamente entra en bucle y se bloquea.
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