06 marzo 2015

arte de la ventriloquia


Entre los donantes perfectamente voluntarios del partido popular durante décadas, estaba, entre una pléyade de constructores, el dueño de Mercadona (al que se supone acuerdos muy exigentes para con sus proveedores) y José Luis Moreno –cuenta Luis Bárcenas en boca de Pedro Casablanc, a partir de las transcripciones de las declaraciones de aquel al juez Ruz. “Ninguna de las donaciones era a cambio de algo” –dice también, tras escuchar que el dueño de Mercadona donó 260.000 euros, y el ventriloquo, millones de pesetas. Contado sencilla, transparentemente, como una hora del interrogatorio que tuviera lugar, es una experiencia educativa sobre la encarnación de la irrealidad, incluso si publicada a diario en los periódicos, en normalidad política. La reivindicación del papel estrictamente contable que Bárcenas se adjudica deviene en libro de estilo de la financiación de los partidos políticos, donde a esa normalidad que es donar millones al partido en cuyas manos está decidir sobre adjudicación de contratos públicos, se suma el pagar complementos salariales en dinero negro al presidente y demás altos cargos del partido. Prestada la financiación del dinero inmobiliario al símil con las paredes falsas y los pasillos ocultos a la vista, Mercadona y Moreno añaden su metáfora respectiva –el de la política como la marca blanca explícita de intereses corruptos; y el del guiñol político como un ejercicio de mala ventriloquia, en la que a nadie parece importarle cuán se nota el truco. Más metáforas: la web de abc no recoge dato alguno sobre una posible reseña de la obra, la de la razón directamente entra en bucle y se bloquea. 

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