24 noviembre 2014

Lo que uno es cuando no está


Hace un par de años, una amiga y yo acordamos escribir cada año nuestro obituario respectivo, a fin de evaluar, al paso del tiempo, lo que deja de importarnos, lo que sigue haciéndolo, lo que aparece para reclamar un papel antes no sabido. Como un ejemplo más, el 12 de noviembre El País publicaba dos esquelas, en una, se recordaba a un hombre como “esposo y padre ejemplar”; en otra, se honraba a una mujer como “testigo de la proclamación de la república, el 14 de abril de 1931, en la Puerta del Sol, mantuvo sus ideas hasta el final”.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo sigues haciendo?...¿consigues evaluar, descartar, priorizar y recomponer fácilmente?,¿en tu vida hay más altas que bajas?...danos pistas.

Anónimo dijo...

Lo sigues haciendo?...¿consigues evaluar, descartar, priorizar y recomponer fácilmente?,¿en tu vida hay más altas que bajas?...danos pistas.

uliseos dijo...

Bueno, lo que cuenta el texto es el intento de que sea el tiempo el que te permita saberlo. Lo de las altas y bajas no lo pillo. Uno liga lo que puede, a veces son altas, a veces bajas. ¿Es eso?

Anónimo dijo...

Bueno, según dices te obligas a intentar saberlo cada año.
No, no era eso...ligón.

uliseos dijo...

"a fin de evaluar, al paso del tiempo, lo que deja de importarnos, lo que sigue haciéndolo, lo que aparece para reclamar un papel antes no sabido"

Eso: al paso del tiempo. Ya me gustaría saberlo cada sábado.