Su legado no consiste en haber sido el primero en hacer
lo que hizo, sino el único. Cincuenta años después de retirarse, su órbita, su
soledad, su lejanía son las del planeta, no las del explorador. Chamberlain no solo
reinició su deporte junto a Bill Russell y Oscar Robertson en la década de los sesenta:
a fuerza de irrealidad, se ubicó fuera de él. Y ahí permanece, fuera del
alcance incluso de Michael Jordan: en el raro privilegio de lo que no puede ser
igualado, ni siquiera pensado. Cuántas de las críticas hacia la abismal
diferencia entre sus logros individuales y los colectivos no lo serán porque
sus números son sencillamente imposibles para juzgarle derrotado ante… meros hombres.
Por supuesto, sin Russell en todas esas fotografías en blanco y negro, eso sería
lo que hubiese enfrentado… y devorado. Russell era Chamberlain donde éste no lo
era –en su propia zona. Mientras Chamberlain podía anotar tantos puntos como el
equipo contrario en una mitad, Russell trabajaba para que todos los puntos que
anotara ese otro equipo cupieran en… una mitad.
Como tantos en el camino de otro devorador –Jordan- sus méritos
son frecuentemente medidos por lo que sus equipos acabaron perdiendo, que fue
casi todo al coincidir con los Celtics de Russell, la más imperial dinastía que
la nba haya visto y muy seguramente verá. Por eso es indeciblemente justo que
sea éste el que salga en su defensa al asegurar que Chamberlain sería hoy aún
más imparable que entonces. Es con esa naturalidad con la que no cuesta imaginarle,
en el vestuario, justo antes de aquel partido jugado en una localidad que aún
hoy apenas cuenta con 13.000 habitantes, hablando con Al Attles, entonces base
de aquellos Philadelphia Warriors, apostando, como en un juego aún más simple,
por anotar esos 100 puntos, solo porque sí, porque podía hacerse, como años más
tarde jugaría a ser el mayor pasador de ese año, lográndolo. Imaginar a Attles
decirle en ese instante –nadie lo verá jamás, Wilt. Nadie que no esté hoy en el
pabellón te verá jamás hacerlo. Y al gigante de Filadelfia sonreír y responder
con naturalidad: entonces habrá que hacerlo una segunda vez.
4 comentarios:
De las 11 máximas anotaciones individuales de la historia NBA, este tipo tiene 6...y todas con un mínimo de 70 puntos...
Vaya tela...
Tremendo, sin duda ... pero eran otros tiempos y otro baloncesto. Nunca se debe decir "nunca jamás", pero parece imposible que nadie pueda no ya superar, ni siquiera igualar ... yo diría que ni tan siquiera acercarse a esos registros.
Curiosamente, ayer mismo se alcanzó por parte del céltico (quizá por poco tiempo) Rajon Rondo una marca que al parecer admite comparaciones con las de entonces ... pero no en anotación, sino en su conjunto (un triple doble que estuvo a punto de ser un "triple veinte"), algo que por lo visto solo han conseguido antes Wilt y Robertson ... pero lo de los 100 puntos siguen y seguirán siendo palabras mayores.
Richie
Hombre, Bryant consiguió 81 puntitos en el 2006...algo se acercó... :)
Cierto ... de hecho, aún no me lo creo. Y espero que si alguien bate ese récord, que no sean Kobito ni Lebron.
Richie
Publicar un comentario