Hecho del mismo espejo con que el comunismo en vano edificó un muro real para apuntalar uno ideológico, las corruptocracias árabes podrían estar viendo caer los ladrillos de una dictadura que sólo habrá servido para proteger el crecimiento y fortaleza de otra. Irak fue el evangelio según sadam hussein y pronto podría ser el de muqtada al sáder, Libano acaba de darse en lotería a hezbolá, Irán tiene a dios fabricando uranio enriquecido.
Allí donde las religiones pusieron a sus dioses a durar –en las sombras, confundibles con el polvo desplazado por el aire- la teocracia israelí, sostenida por un colonialismo regional a sueldo de las instrucciones sobre asentamientos del dios de moisés, ha venido a juntarse con la oscuridad que se avecina sobre las dictaduras de lo malo conocido –Egipto, Túnez, y eso de momento- a los que solo un suspiro separa de caer, como en el precursor local –Irán-, en manos de clérigos peores, más radicalizados cuanto mayor la espera que su dios les impusiera, y ejecutaran sus respectivos dictadores hasta ayer mismo.
Y como suele ocurrir entre ideas que, tratando de huir unas de otras, se reencuentran al chocar sus espaldas, para mejor enfrentarse a Israel, más y más países se preparan para ser Israel –mayorías laicas o solo empobrecidas, gobernadas por el fervor fundamentalista de una minoría que pone a su dios a pedir votos o tierras, pero después confía a obtusos y fanatizados la moral que de día es forzosamente capitalista, y de joche medieval.
“mubarak parece confiar en dios y en unos omnipresentes servicios de seguridad” –señala la embajadora estadounidense en Egipto. Mientras, esperando, confundida entre las miles de razones que salen a la calle estos días a pedir otra cosa -que a falta de alternativas mejor organizadas, muy probablemente se apresta a ser una república islámica-, el ilegalizado partido de los hermanos musulmanes, calca lo que, con el tiempo, llevara a hamas al poder en la franja palestina de Gaza: la infiltración asistencial entre las capas más desfavorecidas –que es decir, 4 de cada 10 egipcios.
Si tan solo quienes se preparan ya para creer los discursos en nombre de un dios liberador, cayeran en la cuenta de que es el mismo sospechoso dios en que mubarak confía para… impedir su advenimiento.
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