17 enero 2011

game over


Las televisiones que posees son un programa electoral transparente, y aún así te votan. Lo hacen incluso aunque las causas contra ti prescriban o se agoten en parapetos que el parlamento a tu servicio proporciona. Más te votan cuanto más te pareces al argentino menem o más obscenamente a nerón. Te votan a pesar de los jueces, a pesar de Nanni Moretti, de lo que Fini revela finalmente, a pesar de presumir de lo que se te acusa. Pero eres primer ministro y sabes que en tus orgías prostibularias hay menores de edad, y cuando el parlamento está a punto de legitimar la mirada de la fiscalía sobre la probada corrupción de menores, te lamentas de que las normas hayan cambiado en mitad de la partida. Y sólo entonces tienes razón, por vez primera. Y última.

1 comentario:

Diego dijo...

Quizá las promesas electorales sean invitaciones a su LujUrbanización...Qué esperabas, de todos modos, de un país que tuvo por personaje en política a Cicciolina, o en el que había candidatas electorales que prometían mamadas a cambio de votos...??? Y yo decía que vivía en un país de pandereta...

Miraré qué hay que hacer para nacionalizarme sueco!!