No recuerdo a quién le leí que para que un Diario sea interesante –el término
era menos vago- quien escribe debía ser un problema para él mismo. Hay mucho de
eso - de cómo los problemas ganan, de cómo, para subsistir, uno se convierte en
lo que escribe- en Coma, el texto autobiográfico de Pierre Guyotat, leído por
Patrice Chéreau anoche en la Abadía. Es a la noche de esos otros yo a lo que
suena algo que se escucha –“Los que
duermen sueñan con los que, en la otra parte del mundo, están despiertos”.
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