07 abril 2008

Se mira, pero no se escribe

En mucho escribe estimar Juan Bonilla los pasos perdidos de Trapiello que estos días echan a andar –como siempre, un lustro después de ser escritos- su decimoquinto volumen, y en la reseña que publica el mundo hace unos días, noticia de algo que cuentan sus páginas hace llorar al propio: de cómo, reunidos en su día poetas varios, a la hora de comer prohíben al autor estar, so pena de que lo hablado se convierta, cinco años después, en parte del escaparate.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
lloró de amor al divisar su Itaca
verde y humilde. El arte es esa Itaca
de verde eternidad, no de prodigios.
(Arte Poética, JLBorges)