13 septiembre 2007

saliendo a respirar

A veces se puede llegar a tener la impresión de que mantenemos un contacto imaginario con un ser virtual que sabemos queremos esperamos que esté oportunamente ahí y de esta manera poder establecer un diálogo continuo siempre inacabado y siempre postergado para el que los breves encuentros son la ocasión de poner en práctica al ser imaginado y una nueva oportunidad de volver a soñarlo ilimitadamente en la que lo real es la ocasión propicia y lo pensado la ocasión futura y donde la biografía común se va convirtiendo en la puesta al día de un guión pactado previamente entre la vigilia y el sueño mientras se vuelve del uno o se va al otro sin solución de continuidad hasta crear el efecto mágico de no saber si te anticipas o retornas continuamente para salir adelante en una pirueta que quiere burlar al tiempo que sigue desparramándose incontenible y tenaz

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es como tener una casa, la que siempre soñaste. las mantas son las que deseabas. los libros. los muebles. la luz que entra por las ventanas. en el lugar deseado. la tienes. y vas.

uliseos dijo...

En ese no distinguir dónde acabamos, suena quizá más interesante imaginar a la pescadilla observándose la cola en lugar de tratar de comérsela.

Anónimo dijo...

A Anonimo y Ulises, como puesto por J.Lacan...lo real es "lo imposible" queda entonces una realidad tejida entre lo imaginario y lo simbolico; siempre parcial, incluso engañosa, una ilusion que no pretende ser mas que eso...
k

Anónimo dijo...

ese experimento donde identidad y tiempo se confunden

Anónimo dijo...

El tiempo sólo es distancia. Y a veces la distancia no existe.
La certeza es la realidad. Entonces, una certeza absoluta, total, es la realidad. verdadera. asombrosa a veces.

Anónimo dijo...

ya lo dijo el otro, lo importante es invisible a los ojos.
así de simple, y oculto a la vez.