08 junio 2007

no presentados

A falta de un número decente de razones, es previsible ver fundar en uno suficientemente holgado de seguidores lo que uno defienda, y así se lee en el comunicado de eta que “han sido miles de votos a favor del cambio político y social”. Proscritas la mayoría de candidaturas del partido-placebo que presentaba su brazo político, los miles de votos son menos de 16.502 en todo el país vasco –cifra que compila el quinto partido en la región por número de votos: eusko alkartasuna. Presumiéndoles un voto menos que éstos, sus posibles 16.501 darían para permitirles hablar en nombre del 4.3% del pueblo cuya voz asumen. Lleva tres minutos hacer los cálculos –en ese tiempo el pp, por ejemplo, es capaz de diseñar y pasar cientos de facturas al respecto- y cabe pensar que quien tiene tiempo para escribir algo más de 520 palabras defendiendo la suma de sus motivos, ha de tener 180 segundos para restar al 100% de la población ese 4.3% desde el que hablan. Sopesado el que nada obliga a sus miembros a saber sumar, extraña su descripción del pnv como un partido “cuyas ansias de dinero son insaciables”. Quizá porque sin reglas matemáticas, un 4.3% es mucho antes de ser suficiente, antes incluso de ser algo, cabe pensar que quien escribe sus comunicados lea sólo el 4.3% de las páginas de los periódicos, e idéntica proporción de las páginas de un libro de historia. De forma más precisa, no ha de descartarse que sus miembros lean el 4.3% de las letras de un renglón o, por lo mismo, entiendan el 4.3% de las razones con que se les intenta convencer. Eso explicaría la sensación bien afirmada de que no se trata con terroristas sino con analfabetos, a los que hubiera ido mejor si en vez de pasar las horas de clase mirando por la ventana los cuervos que luego habrían de anidar en sus cabezas, hubieran mirado a la pizarra y a los libros. Ya está escrito aquí que hace no mucho la Universidad de Salamanca retiró a franco cierto doctorado que aquel comprara en su día, y no por dictador u otras razones cercanas de la ética –que se podría-, sino por carecer de la cualificación necesaria, por dársele mejor mirar por las ventanas que atender. Dar público nombre de meros tontos a quienes aspiran a gobernar un barrio no aplacaría un ápice su enfado, pero quizá haría menos crispada la observación de esas tan generosamente llamadas negociaciones, al poder renombrarlas con un más ecuánime proceso de escolarización. Colegio perpetuo, o cuarenta años y un día de clase son cláusulas de ese internado que suenan, por lo demás, más prácticas, más aprovechadas teniendo en cuenta que en la lucha por el acercamiento de los presos, los colegios podrían albergar además a quienes, desde fuera, más ansían una ventana a la libertad cuanto más señala el maestro a la pizarra. Mientras los más recalcitrantes se inician en el vocabulario, uno sugeriría a los adelantados otegui y pernach empezar copiando mil veces por ¿cabeza? una frase sencilla: la definición de democracia, por ejemplo. Esto tiene la ventaja de que, gustándoles tan poco aprender cosas, pueden, cuando se les termine la pizarra, salir por la ventana y seguir escribiéndolo en farolas, papeleras, asfalto, muros, frentes ideológicamente cercanas. Pedagógicamente sólo se antoja más recomendable obligarles a leer un millón de veces el reciente comunicado de sus socios, o bien, en su caso, hasta que hallen dos frases seguidas que a ojos de un ser normal tengan sentido. Lo que les lleve menos tiempo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

La estadística es ditinta desde el otro lado. En una ocasión conocí a un tipo estupendo que sólo perdía el norte cuando hablaba de política. Era abertzale, y me mostró el color acerado del núcleo duro euskaldún. Me dijo "si no eres independentista, no eres vasco", y me esalieron las cuentas: el 100 % de los vascos quieren la independencia para su tierra...

Anónimo dijo...

Al margen de tantos por cientos y representaciones. Creo que es obvio que un partido que lleva mas de 30 años en política de la noche a la mañana no se hace ilegal. Los extremos siempre son dos, los muertos siempre están en el mismo sitio.Hitler llego al poder democraticamente. Son algunos datos que no deberíamos olvidar. Los democraticamente más votados son antidemocratas.Estoy harto tanto de un lado como del otro, de una bandera como de la otra, de una nacionalidad como de la otra, será que soy europeo o quizas ciudadano del mundo. Ninguno y digo ninguno de estos me representa y creo que casi siempre soy de esa mayoria olvidada que somos los abstencionistas (pero es que tampoco somos vascos, ni españoles).

Anónimo dijo...

Decir uno que es europeo y no español, es como decir que te consideras manchego pero no de Albacete. Es ridículo el prejuicio a ser de un sitio u otro. Soy español porque nací en España, que es un ente administrativo tan bueno y malo como otros muchos. Lo triste no es ser español sino españolista, o nacionalista en general. En el otro lado está el abstencionismo, es cierto... pero si la decisión es no ir a las fiestas... no vas a esperar que en la fiestas se te eche de menos... Es muy habitual que quien no participa en las cosas suele ser el más crítico, pasa en muchos aspectos de la vida, hasta en las reuniones de vecinos.