08 mayo 2012
el jarrón chino
Dos prodigios confluyen en El País de los sábados: 1: la
publicación del suplemento cultural cuyos temas y tratamiento uno imagina se
imprimen para un lector distinto del que los lunes se empapa las quince páginas
de fútbol que puede llegar a servir su diario, o la de toros. Y 2, tan
asombroso o más: el suplemento de moda que acompaña sí o sí el periódico. Hay
que leer a Roger Salas escribir sobre danza o a Marcos Ordoñez sobre teatro,
ambos en el pasquín cultural, y luego tratar de averiguar cómo los dos suplementos
no se destruyen mutuamente, tal materia y antimateria. Así como ha de haber
quien no se llevara las páginas de política nacional si las vendieran aparte, uno
nunca sabe si aceptar o no el suplemento de moda cuando me lo dan. Hojearlo es
ya complicado en esa virtud de las revistas de tendencias que es… la dificultad
de distinguir qué es un anuncio y qué un reportaje. Como dos suplementos más, esas
dos preguntas, finalmente: Qué opinión tiene de mí el periódico que leo. Qué
piensan sus responsables que hace el que termina de leer Babelia y sostiene entonces
el catálogo de muebles y perfumes como si él mismo fuera también uno.
1 comentario:
no puedo estar más de acuerdo! : /
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