08 noviembre 2011
la bala que viene de dentro
Uno no imagina mejor derrota –parcial o definitiva- de un grupo de asesinos (ya sean eta, las farc, los nazis o los enterradores de civiles afectos a la republica española de 1936) que la que viene de dentro, de una escisión, o mejor aún, de una traición intestina que no solo descabece al criminal de turno sino que, convenientemente difundida, siembre tanta desconfianza, tanto temor ciego dentro de sus filas restantes como soportan sus víctimas. No es la detención o ejecución de un asesino en la selva colombiana lo que reconforta, sino leer que se llevó a cabo con la colaboración –falsa o real, qué importa a estos efectos- de otros asesinos que llevaban el mismo uniforme que el caído. Imaginar la mirada con que los criminales que aún subsisten escondidos se observan unos a otros, esa sospecha, esa pregunta que no desaparece al caer la noche o quien hasta ayer mandara.
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