10 diciembre 2007

cenicientos

Hace unos días, horas antes de cerrar el metro, éste se había cerrado de repente sobre 3 jóvenes probablemente marroquíes. Acorralados contra la pared entre un cajero automático y un teléfono, al pasar acerté a oír cómo el agente de seguridad más próximo les aleccionaba a decirle dónde vivían, de por medio había una recompensa pues la frase tenía delante un Si. Justo a espaldas del guardia, a unos metros dormían las zapatillas de los tres retenidos, los agentes entre los descalzos y sus pies. No muy lejos, se debate en Italia estos días la posibilidad de expulsar a no sé cuántos rumanos por su implicación delictiva, y el entusiasmo natural de la ultraderecha italiana tiene efectos inmediatos en Estrasburgo, donde el parlamento europeo exige un mínimo de 20 escaños para tener representación en ese foro, y al escindirse los 3 representantes de la extrema derecha rumana, el grupo transnacional que aglutina a quienes así piensan, o despiensan, se queda sin voz temporalmente. Y no suena perverso darle la vuelta, como el calcetín del interrogado, al dicho que afirma que no hace tal cosa quien quiere sino quien puede, y formularlo como que hay cosas que no hace quien no quiere, sino quien no puede dejar de hacerlo porque no tiene otra. En esa impotencia que les hace incomprensible el mundo conviven los 3 desdichados que vienen de robar, y los 17 diputados como la ahora muda portavoz de la ultraderecha italiana y nieta de aquel asno Mussolini. Sólo suena injusto hasta que, habiéndoles privados de zapatos a unos para evitar que huyan, se considera deberían ser entregados a otros a los que, de tanto pensar con los pies, es imposible basten dos zapatos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Claro, es que este mundo cada vez esta mas "patas arriba", con cada vez mas a quienes no les calza la humanidad.

Anónimo dijo...

Feliz Navidad, Ulises

http://piedefoto.blogspot.com/2007/12/el-sol-2007-nasa.html