De un artículo de Sami Nair, en El País 4.6: Francia envejece e, independientemente de su origen social, el voto de los jubilados, cada vez más numerosos, tiende a ser conservador. (…) por otro lado, esta situación no deja de ser contradictoria, puesto que ese voto conservador corresponde a unas poblaciones que disfrutan masivamente de los beneficios de las pensiones del estado de bienestar social, y no en vano, condenadas por todos los programas liberales y conservadores. Desde este punto de vista, el futuro viene cargado de comportamientos políticos irracionales e incoherentes. Segolene Royal ha obtenido su mejor resultado entre los jóvenes y los activos: el 53% entre los menores de 30 años y el 52% de los activos entre 30 y 50 años. Sin embargo cae hasta el 40% entre los mayores de 50 años. También ha obtenido un buen resultado entre las mujeres menores de 25 años, mientras Sarkozy seduce a las de 65 años o más. Más del 53% de los obreros han votado por ella. En cambio es minoritaria entre los asalariados del sector privado, los empleados administrativos, las profesiones intermedias, y entre los inactivos. (…) la izquierda ha perdido buena parte de su electorado tradicional porque no lo ha seguido territorialmente; las clases populares han abandonado el centro de las ciudades y los suburbios para instalarse en zonas periurbanas o rurales. En ellas, la población crece un 3,5% al año, contra un 0,4% de los centros urbanos. Resultado: Royal obtiene buenos resultados en los centros urbanos habitados por los bobos (diminutivo para definir a las clases medias burguesas y bohemias de las ciudades, es decir, tolerantes, de izquierdas, pero insensibles a los problemas del mundo obrero). Pero en las zonas periurbanas y semirurrales, en las que se han instalado los obreros y los cuadros inferiores, es Sarkozy quien gana.
Y sin embargo este texto de Margarita Riviere, en El País 20.6: ¿Quién no conoce a esa familia en que los padres, que rondan los cincuenta años, ayudan a sus hijos a emanciparse o dándoles cobijo, al tiempo que también se ocupan de los abuelos y de sus achaques? ¿alguien no conoce a treintañeros que no hay manera de se estabilicen laboralmente o se libren de la consabida hipoteca?(…) Las familias de las clases medias españolas han sido y son todavía un estado de bienestar por sí mismas; lo cual significa que se ocupan privadamente de lo que, a menudo, se publicita como tarea, pública, de nuestro novato Estado del bienestar. Estamos, pues, ante una privatización oculta del bienestar que ha recaído, de buena gana hasta ahora, en unas clases medias acostumbradas a un horizonte de prosperidad convencional, uno que se diluye en el nuevo marco económico, político y social global.
Mismo diario, 16.6 Enrique Gil Calvo escribe que desde que Sombart lo planteó hace un siglo, la ciencia social se ha venido preguntando “¿por qué no hay socialismo en los estados unidos?”. Y la respuesta reside en la persistente combinación de unas tasas muy elevadas de inmigración y movilidad social, pues todos los estratos sociales, impulsados por los inmigrantes que presionan desde abajo, experimentan movilidad ascendente desclasándose hacia arriba sin tiempo de adquirir conciencia ni solidaridad de clase.
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