25 julio 2007
la infancia como pipo
En el jardín de casa de mis padres subsisten varios de los árboles entre los cuales corrí la infancia. Uno de ellos tiene, en estos días de verano, y como ha de ocurrir con la memoria, la mitad de sus ramas –flacas, desnudas- en invierno. Uno de aquellos día, de niño, uno saltó un muro que daba acceso a un huerto cercano, se llegó a un albaricoque y, en cuadrilla, arrambló los frutos aún verdes, seguramente pensando que mejor inmaduros en mis manos que comestibles mañana en las de a saber quién. Hubimos de tirarlos casi todos, quizá de esa desventura de la avaricia creció este árbol en cuya copa hay hoy tanto su aprendizaje como sus consecuencias.
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