03 abril 2007

historia de otra escalera

Es más tentador el placer de pretender que dolorosa la consiguiente humillación. Al pretender se libera en nosotros la fuerza creadora de la imaginación y todos somos capaces, siempre que los pretendientes sepamos habituarnos a la vergüenza acumulada cuando nos pillan. Con independencia del talento que tengamos, aspiramos a un acto creativo emulando el valor que sólo les es dado a los genios, la valentía de descubrir cuánto podemos, a pesar de nuestras limitaciones, acercarnos a la luna. Abrazando la pretensión como herramienta y estratagema, dándonos cuenta de nuestra grandeza en vez de avergonzarnos de ella, quizá podamos sacar provecho literario y político de la distancia entre lo que nos gustaría alcanzar y lo que en efecto hemos conseguido. El éxito y el fracaso son ambos parte de la historia; el éxito celebra nuestra gloria, el fracaso marca con dignidad nuestra tragedia. Pero tanto en la gloria como en la tragedia, los pretendientes somos fabulosos. –escribe Tony Kushner en Sobre la pretensión, al respecto se imprime en el folleto que se entrega a la entrada de su adaptación de la obra de Corneille, La ilusión –estos días en La Abadía. Lo raro es que, en lo que respecta a su relación con la obra, la reflexión apunta a un personaje que la pasea como un gran pretendiente –en su acepción primera, pero también en una segunda que refiera ambición- que fracasa en ambas, pues su personalidad, su ser primero y básico, es una farsa, una “vergüenza acumulada tras otra”, ya desde antes de tratar de hacer de ella pretensión, y al que Corneille/Kurshner redimen, a la manera del Eurípides carpintero, haciendo de él una suerte de poeta utópico que , para poder salir del escenario cuanto antes, declara infierno la tierra y busca llegar a la luna, donde poder, al otro lado de la escalera, ser feliz. O quizá sólo, como también ocurre fuera de los teatros, distinguir los peldaños que van hacia arriba y los que hacia abajo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

gracias.
hemos dejado el texto diez días para ver si alguien entendía algo.

aún puedes ver la obra en el corral de comedias, alcalá de henares. hoy, mañana, pasado.

como una escalera de sólo 3 peldaños.