18 abril 2014

Cortedad de España


Ninguna de las cuitas, representadas y reídas estos días en el Matadero, del infeliz Juan de Silva, gallardo hidalgo que encabeza La cortesía de España, de Lope, causaría más sorpresa, cuatrocientos años atrás, que el que las carcajadas más claras suenen cuando aquel resume su caballerosidad extremada, desproporcionada incluso entonces, en el ser español. Más peculiar es que esa garantía presumida de nobleza y fiabilidad no cause tanta risa como que eso –ser español- pueda ser motivo de orgullo tomado en serio. Magníficamente servido por Francesco Carril, tanto dechado de honra solo mueve a chanza hoy si presume de lo único que nadie en sus cabales alardearía. Lope no lo puso en su texto porque tal era impensable en tiempos del Imperio regido por Felipe IV. El logro actual es dudoso, pero al menos, honesto. Reír lo que no somos es, con suerte, la mejor forma de dejar de no serlo.

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