11 noviembre 2010

Con derecho a honra

En Con derecho a fantasma, estos días en el María Guerrero, ese momento espléndido, casi el epílogo ubicado antes del final de la obra, en que Pasquale -enorme Tony Laudadio- declama su debilidad íntegra –el amor por su mujer que le abandona, el dolor por la miseria de años, el orgullo que sólo confiesa a quien cree un espectro lo que jamás diría a un hombre. Y que, sin saberlo, está exponiendo al amante de su mujer, a quien ha tomado por un fantasma desde el principio de la obra. Y al que Di Filippo honra con la ceguera hasta el final, con esa millonada en el bolsillo que, inmune a las pruebas que le acosan, sigue agradeciendo a los espíritus que habitan esa casa de 19 habitaciones. Por la que no pasan más muertos que vivos.

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