A escasos días de que se cumplan 120 años desde que
los hermanos Lumiere proyectaran por vez primera la salida de obreros de una fábrica
francesa en Lyon, la demolición de un muro,
la llegada de un tren y un barco saliendo del puerto, el cine parece estar honrando
el elemento más inesperado de aquel logro: la proliferación de hermanos.
Los Dardenne, los Taviani, los Wachoski, los Coen, los Nolan. Todos ellos en activo,
y no precisamente en declive. De cuantas cosas cuenta la única película de alguno
de ellos actualmente en cartelera (Interstellar), y no son pocas, que el plan b
esté tan cerca del plan a que tenga el mismo apellido es una vela más de esa próxima
tarta.
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