03 octubre 2008
Minutos del día raro
La puerta se abre y uno renuncia a entrar en el lavabo, desocupado, de señoras. Pasa un rato y la que se abre finalmente es la de caballeros. De ella sale una señora rubia y grande. Nada dice probablemente esto del mundo, pero es raro como el vecino antiguo que al entrar en un ascensor te pregunta si estudiaste física, le dices que no, y entonces extrae del bolsillo un dibujito en una servilleta de papel, en él una bicicleta y una flecha que apunta hacia detrás. ¿Diría usted que, al pedalear hacia atrás, la bicicleta se desplaza? –pregunta. La mía no lo hace –respondo. Imposible, imposible. Porque usted está produciendo una energía, y la bicicleta ha de desplazarse hacia atrás. ¿La tiene usted ahí? –pregunta. Su hija de quince años se arrojó desde el octavo piso hace ya ¿veinte años?. Uno no lo recuerda en el ascensor, enfrentado por él a considerar que las energías crean retroceso sí o sí.
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