Vas llegando a la isla, ahora sabes
qué es el azar. Vivir, qué significa.
Tu arco será polvo en un estante.
Polvo será el telar y la pieza que teje.
Los pretendientes, que en el patio acampan,
son sombras de los sueños de Penélope.
Vas llegando a la isla mientras bate
el mar contra las rocas de la costa,
igual que el tiempo contra la Odisea.
Nadie tejió nunca tu ausencia. Nadie
vino tampoco a destejer tu olvido.
Por más que, a veces, la razón lo ignore,
Penélope es la sombra de tu sueño.
Vas llegando a la isla: las gaviotas
cubren la playa y no se moverán
cuando al pasar no dejes huella alguna,
pues tu no existes: eres la leyenda.
Quizá un lejano Ulises murió en Troya,
y quizá lo lloró alguna mujer,
pero en el sueño de un poeta ciego
continúas salvándote:
en la frente de Homero, riguroso,
eterno, cada vez que rompe el alba
un solitario Ulises desembarca.
'Ulises en aguas de Ítaca', del poemario 'Luz de lluvia'
1 comentario:
Hay playas en las hojas de este libro
donde empezar el mismo amor y, aún,
sonreír desde los versos.
Siempre estarás conmigo si puedo escribir.
Tú serás yo y te amaré en la penumbra
porque la corrosiva luz del día
reduciría a polvo estas olas del mar
que miro con tus ojos.
Sólo así nos protegen las palabras
del infierno de su significado,
y nos adentramos en la edad roja,
siempre con el horizonte
de la isla del tesoro en nuestra frente.
(Post-Scriptum, del libro El primer frío)
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