09 agosto 2008

Ascenso y caída en la ciudad

Hace un rato, en la piscina, un hombre se ha agachado y cae lentamente. Lo hace para llamar la atención –susurra una niña. Si tiene razón el socorrista que se le acerca raudo, es un pequeño infarto, del que sale con la misma queja con que exige poder meterse en la piscina, donde poder dar al agua la oportunidad de matarle. Es lo que quiere y lo va diciendo, se le escuche o no. Apenas ve ya y su pasado de alcoholismo vociferante y violento da hoy para el auxilio del socorrista y la conmiseración del resto de la audiencia, para la que aquel alterna rechazo y aproximaciones del que sabe que pocos han de llegarse a él si no median infartos o su simulación. Es, o fue, dueño de una no desdeñable cultura e inteligencia. Su mujer y sus hijos huyeron, expulsados hace mucho. Así cada día, esperamos que baje a la piscina, queriendo morir, a verle fracasar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿por qué nadie se le acerca antes de tirarse?

uliseos dijo...

porque durante demasiado tiempo fue él quien tiraba lejos a quien se le acercaba. aquello de tener cuidado con lo que pides porque quizá lo logres.