Dirigida y coescrita por Romeo
Castellucci, su Go Down, Moses que se ha podido ver en los Teatros del Canal
este fin de semana asciende hacia el espectador con poquísimas frases a las que
agarrarse, y que, contando el abandono de un recién nacido bajo auspicios de
redención, pasa del símil con el antiguo testamento a una escena anclada en el
principio de la vida humana en el planeta, encerrada en cuevas en las que dar a
la luz, enterrar o comerse al mismo niño. Sumida en sonido, mostrada como una parábola
que más pregunta cuanto más se abre, mejor parece una misa que una representación
teatral. Muchos salían descontentos, sin saber a lo que habían asistido. Quizá demasiada
fe en la ortodoxia teatral no ayuda a reconocer la religión cuando sus ritos parecen
inventarse los evangelios en vez de recitarlos.
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