18 octubre 2010
el héroe
No es fácil ser un héroe. Durante años te erigiste en portavoz de los que mataban sabiendo que los defenderías, echando la culpa a quienes se dejan matar por principios, osadía mayor que el gesto humilde que es matar por ellos, como si ninguna razón pueda asistir a quienes mueren, comparado con el gesto de valor que es salir a poner bombas o disparar a la cabeza. Nunca fue cuestión de política, sino de justicia. El heroísmo que defiende razones semejantes se dilucida en juicios y no en parlamentos. Por eso los alegatos contra el bando de los asesinados, los silenciados, los extorsionados, los forzados al exilio fueron siempre contra quienes, con sus leyes, obligaban a quienes mataban a hacer tal cosa. Tantos años clamando junto al héroe arzalluz o el héroe ibarretche para hacer entender a los obtusos que no era a personas a quien disparaban o reventaban, sino a artículos de la constitución o la ley parlamentaria. Matando no hemos solucionado nada –afirmas hoy. No es la muerte lo lamentado, sino los objetivos inalcanzados. El hallazgo crea un héroe y un traidor. Podría parecer incómodo, si no supieras que eso nunca fue un obstáculo para tus patriotas.
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