Coinciden dos muestras brillantes de cine
mudo en la cartelera, ambas de hace medio siglo largo, y si una -Las vacaciones
del sr. Hulot- honra el cine realizado previo al sonoro, la otra –El mundo
sigue- esquiva esa etiqueta, que tan apropiada es al cine realizado bajo dictaduras,
para acogerse a la más cruda de neorrealismo español, y como tal, hecho de las
características propias de la posguerra que aquí duró décadas: mezquindad, claustrofobia,
miseria y mediocridad cultural. Le toca la quiniela a quien va a verla, y eso
es lo que, censurada durante décadas, podría viajar del personaje interpretado
por Fernán Gómez al director Fernán Gómez: la quimera, el sueño, el crimen, la
justicia finalmente.
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