16 septiembre 2015

La caída, pero menos, de la casa Gredos


Veinticinco años antes de que los kioscos de prensa y las colecciones de literatura grecoromana lucieran ruinas parecidas, la editorial Gredos llevó a las proximidades de periódicos y revistas una magnífica colección que empezaba en Homero y renovaba cada semana sus ejércitos, tan improbablemente reeditada el año pasado con tamaño y diseño de cubiertas distintos, aglutinando en menos volúmenes lo que hace tres décadas se presentaba separado. Los cinco kioscos que un día hubo cerca de donde uno vive son hoy un Partenón tan desolado como los índices de lectura o su mínimo análisis. Y sin embargo Gredos entrega esta semana en los kioscos supervivientes dos volúmenes de su nueva colección de Gran literatura –los cuentos de Poe y uno que contiene dos de las novelas de Dostoievski. Como en la colección de literatura grecoromana, incluyen prólogos extensos que pasma hallar entre el surtido de necedades que es hoy, mayoritariamente, un kiosco. Tomado del suelo en ese batiburrillo que es la periferia de un kiosco, formado por pilas de películas en dvd, muñecas embaladas, maquetas de aviones de guerra o plumas estilográficas barrocas, el gesto con el que Poe mira a quien se lo lleva no puede ser más nítido. 

03 septiembre 2015

old new yorker



También la demanda construye la oferta y por eso asomarse a lo que los diarios españoles entienden por suplemento dominical es, acaso, menos patético de lo que parece. Para quienes no quieran pasar por esa prueba, queda leer online, o suscrito a su edición impresa, el periodismo magnífico que The New Yorker imprime cada semana. Alex Ross llena dos páginas acerca de la Pasión según San Mateo, en versión de Peter Sellars con la Filarmónica de Berlín; Peter Hessler ve impresas las diez que hablan del auge y ocasos de la más improbable industria textil china en la parte más conservadora de Egipto; Nick Paumgarten crea doce acerca del recorrido de Billy Joel por escenarios internos y externos. En ese goce continuo, ni la ambición literaria impide la legibilidad del periodismo, ni las urgencias de éste, la finura y profundidad de los temas tratados. Reeducar el periodismo español es probablemente tan vano intento como confundir la excelencia de un semanario con lo que la fox de murdoch hace por el auge del lado más primate del partido republicano. Pero cómo no ver en cada domingo un desperdicio, una oportunidad perdida. 

02 septiembre 2015

mapa que sucede fuera


Se cruzan en un panel demográfico el descenso de la demanda china de materias primas en todo el mundo y la producción de seres humanos y de conflictos bélicos, siempre en auge. Es un panel enorme porque otras líneas dibujan el curso del cambio climático, del rumbo salarial cruzado con los beneficios empresariales, de la pobreza y los flujos migratorios. Las líneas que suben y las que caen se cruzan y crean algo que parece una alambrada. Abarca tanto el dibujo que nadie se fija en unas discretas líneas más allá del eje de ordenadas y abscisas: el calendario que marca el rumbo de la alambrada. Asi que todos pueden ver que, incluso tupida, los hilos permiten ver aún partes del horizonte, y éste nunca es feo si hay sol. Como ocurre con un testamento que no se ha leído bien antes de aceptarlo, la tristeza que produce ver el producto global del esfuerzo humano más allá de la peculiar forma de tratarnos como especie –destrucción de ecosistemas, extinción de especies, desertificación- es la de una herencia recibida de quienes salieron de las guerras mundiales con la idea de merecer un mundo mejor y solo lo han hecho más ocupado en contarse cosas a todas horas, y en poner un precio adecuado a esquilmarlo. Es el uso de lo que se nos dio lo que nos mira desde el espejo. Como éste es otro mapa cuya verdad global está en los azulejos de la pared, quién lo vería.