22 diciembre 2014

viaje al fondo de Walter Mitty



Muy cerca del volcán –Eyjafallajokull- al cual se encamina la versión Stilleriana de Walter Mitty, está el Snæfellsjökull, al que 150 años antes hiciera subir a sus exploradores Julio Verne, antes de hacerles bajar al centro de la tierra. El trayecto vital de Mitty es también el de los protagonistas Verneanos, donde el apocado Axel sería el hombre que entra al volcán, y el temerario Otto Lidenbrock el que sale de él. Impertérrito, ajeno al peligro, incluso el fotógrafo al que presta su cara en la película Sean Penn es un trasunto fiel de aquel Hans que acompañara a los dos expedicionarios en la novela. Por el mismo precio de un remake, tenemos también una adaptación que pasa por el relato Mittyano de James Thurber y sigue más allá, hasta llegar a ese otro Walter Mitty que fue Verne dentro de su cabeza. 

21 diciembre 2014

metaSibelius


Durante el concierto para violín de Sibelius, esta mañana en el Auditorio, una mujer era transportada, inconsciente, fuera de la sala. Unos minutos más tarde y habría creado un acontecimiento metateatral: la siguiente pieza, la sinfonía fantástica de Berlioz, fue inspirada por Harriet Smithson, a quien el compositor viera interpretar a Ofelia en Hamlet. 

19 diciembre 2014

la bella de al lado



Entre las cosas que traerá el año nuevo estará, con suerte, un teatro parecido al que durante 11 años ha sido el teatro Guindalera. Es decir, parecido a lo que Juan Pastor y Teresa Valentín-Gamazo han hecho durante ese tiempo para encajar la noción de creadores en la de empresarios. No hay un molde teatral en Madrid en el que la distancia entre ambas nociones sea tan estrecha, y sin embargo ese fórceps ha dilatado la cualidad de su visión exquisita de Pinter, Friel, Wilder o Chéjov sin que el ahogo de las paredes financieras trajeran otra apuesta teatral, que hubiera sido lo esperable. La última de las obras de este ciclo vital –la bella de Armherst- explica lo arduo de esa forma de felicidad que sucede a solas tantas veces: la que no busca existir para caber en moldes ajenos, la que no se pregunta a sí misma porque otros sí, porque lo que uno es no podría adaptarse a lo que otros son. Emily Dickinson murió sin haber logrado publicar uno solo de sus poemas, y sin embargo ambos –ella y su poesía- se reencarnan estos días delante de quienes, dudosamente habiéndola leído, son conmovidos por ambas. Es la misma esperanza que merece ganar el proyecto que continúe entre sus paredes. En esta vida y en la que venga. 

18 diciembre 2014

desde la salida de la fábrica de hermanos



A escasos días de que se cumplan 120 años desde que los hermanos Lumiere proyectaran por vez primera la salida de obreros de una fábrica francesa en Lyon, la demolición de un muro, la llegada de un tren y un barco saliendo del puerto, el cine parece estar honrando el elemento más inesperado de aquel logro: la proliferación de hermanos. Los Dardenne, los Taviani, los Wachoski, los Coen, los Nolan. Todos ellos en activo, y no precisamente en declive. De cuantas cosas cuenta la única película de alguno de ellos actualmente en cartelera (Interstellar), y no son pocas, que el plan b esté tan cerca del plan a que tenga el mismo apellido es una vela más de esa próxima tarta. 

17 diciembre 2014

que la fuerza te acompañe hasta Hadyn


Cuando uno tenía 14 años, un compañero de clase me regaló, en el turno del amigo invisible, un disco de John Williams, la banda sonora de El imperio contraataca. Como la propia fuerza Jedi, uno no entiende de dónde extrajo aquel chico la influencia, qué pista pude haberle proporcionado en una conversación buscada a tal fin, dado que justa esa es la primera banda sonora que uno tuvo. Cientos le siguieron, primero en vinilo, después en cd. Y a uno le gusta pensar que aquel disco es el origen, la causa exacta de que, treinta años largos después, uno tenga dos discos de ópera y música clásica por cada banda sonora. Hasta cinco conciertos de música de cine tendrán lugar en las próximas semanas en el Auditorio nacional y el teatro de la Zarzuela. Y como ocurría hace unos días en el mismo Auditorio, probablemente muchos de los asistentes serán niños acompañados de sus padres. Toda puerta a la música clásica es buena, para empezar porque no hay muchas que funcionen. Y otra de ellas podría ser la que el Cuarteto de cuerdas sueltas –una agrupación de jóvenes solistas- mostraba ayer en el programa de Radio clásica Sinfonía de la mañana, pasando a sonidos nobles temas de Pharrel Williams, U2 o Gloria Gaynor. Y que, sin la contaminación inevitable que viene de reconocerlos, podría sonar a músicas compuestas en el XIX. El cine mudo nació acompañado de orquestas que interpretaban en directo las músicas que la precaria tecnología de grabación y reproducción no permitía escuchar de otra forma. Cuasi extinta la posibilidad de llegar a comprar una sinfonía en una tienda de discos, y convertida la exhibición televisada de música clásica en una apuesta sin apostadores, poner a Rihanna en manos de una orquesta sinfónica podría ser la última posibilidad de contraatacar, de revivir un arma tan noble en tiempos tan poco civilizados.  

02 diciembre 2014

20.000 palabras más adentro


El mismo día que uno termina de leer 20.000 leguas de viaje submarino, Muñoz Molina publica en El País un texto que honra la memoria de aquella “novela perfecta porque resume las dos metáforas centrales no solo de su literatura, sino de cualquier literatura: la inmersión, el viaje”. Construida sobre lo que, de pequeño, le enseñó a aislarse del ajetreo permanente sumido en la lectura, submarinamente a salvo del mundanal ruido y sus prioridades, Muñoz Molina, quizá para no convertir la columna en un ensayo, desdeñó el hecho de que justo esa cualidad –la de refugiarse- está en el núcleo mismo del carácter solitario de Nemo, a salvo del mundo en su propio periplo solitario. Cómo, por cada lector privilegiado que halla refugio en una novela, hay acaso un hombre que se esconde en otros lugares, en otras causas. Cómo un escritor –Aronnax sirve- es el que sale a buscar a ambos.