31 diciembre 2010

Póngame el mismo año

Salir de un año para entrar en otro que tiene sus mismos rasgos, que prácticamente se llama igual y que trae, muy verazmente, los mismos días de calor y de frío, ilustra cómo hay aspectos de la vida en que uno quiere lo mismo, siempre. Y hace lo mismo que el año: disimula.

30 diciembre 2010

estaba pasando

Que se cierre un medio es una desgracia para una sociedad –dice Iñaki Gabilondo en su despedida de CNN+. Y sólo la mención previa a tanta gente como queda ahora en una posición laboral complicada le impide añadir que es una desgracia comparable con lo que supone para una sociedad ver abrir cada día a medios, cuya aportación al debate crítico y a una mejor, más honda y sabia percepción del mundo es esa “línea de filiación fanatizada” con que David Trueba define, justo al lado, que el problema de quienes se van es siempre quienes se quedan. Y así, duele, aún sin haberle frecuentado, leerle mentar de un compañero de cadena –Antonio San José- que es “ejemplo de un periodista que necesita una sociedad”, porque en ello está la impotencia y la derrota enésima de esa sociedad, pero también, de la mano, la elección obvia del resto de sociedades que nos componen, sin necesidad de salir de este país: las que, con sus cuatro horas largas de consumo diario de televisión, avalan el tono de bazofia y populismo embarrado que quedan, como matones analfabetos, al cargo de la realidad que alimenta a millones de personas en un ciclo de mezquindad y empobrecimiento sucesivos y retroalimentados.
Nadie es sólo un individuo –dice Gabilondo para ilustrar, quizá no tanto que el papel de la atención prestada a un medio es, o debería, ser algo más que un búnker de las propias ideas, sino que a ese refugio es lícito llegar (CNN+ lo era, aunque no lo suficientemente habitado) pero con un mapa que incluya, no sólo esa individualidad que se basta y sobra, sino también una reflexión global que observe el mundo, no sólo con ojos más críticos (que para ese viaje bastan esas alforjas que son abc, razón o el mundo), sino mejor, más honda, sabiamente, crítico. Y al que no es ajeno la mención de Gabilondo al “señorío” o la “elegancia” como señas del difunto canal, que no de su posible enseñanza, ese “debería ser muy estudiada por quienes quieren hacer del periodismo un oficio útil para la sociedad". Pues, quién a estas alturas, salvo escasos ejemplos, edita un periódico o se pone a emitir un canal –de radio o tv- con la pretensión de ser socialmente útil a una sociedad que no sea la que estrictamente paga su tirada.

24 diciembre 2010

Punto de vista


Obviando que un poder capaz de enviar un cometa para anunciar el nacimiento de su hijo, habría podido crear mejores, más obvias luminarias en tierra, el punto de vista de la estrella es uno tan ignorado como el que habría podido contar su religión a partir del propio protagonista. Cada año, el vecino de abajo celebra la navidad iluminando el pino que crece en su jardín. Y cada año, de cuando en cuando, el dueño del jardín y de la casa me cuenta lo muy iluminada que se ve mi cocina desde su parcela. Desde la estrella observo al pino, solo en la noche un año más, a cuestas con su celebración para nadie, y me voy a la cama con una sensación de esfuerzo en el lugar equivocado. Feliz bombilla.

Ley de la propiedad privada de propiedad

Lo escribía José María Guelbenzu en El País 22.12: “para negar la culpabilidad, nada como simular ser la víctima”. Política y economía viven de esa cortina, que sirve también para la ley antipiratería -¿por qué no se la llama cómo debe?- y para esa otra ley milagrosamente aprobada, no contra el tabaco –otro error en el bautismo-, sino para salvaguardar a quienes no fuman. Así, víctimas son los internautas que se declaran acusados de esa cualidad de la libertad de expresión que es… robar la libertad ajena de ponerle precio. Víctimas también quienes se ven acosados por la prohibición de fumar… que es sólo la de hacerlo allí donde quienes, no fumando, no podían entrar en un bar, un despacho, un restaurante, sin exponerse a la pestilencia y su lotería cancerígena.

Hablando de derechos, se habla en realidad de obligaciones: la de quien considera obligatorio que, quienes padecen las consecuencias de sus deseos –dueños de derechos de autor o no fumadores-, se vean amparados por ese matiz de la libertad que es tragársela. A sus ojos, la única obligación sacrosanta parece ser la que antepone la expresión a la libertad. El derecho real es otro: tanto quienes se bajan películas o canciones sin pagar, como quienes fuman, tienen derecho a no hacerlo. Es decir, no están obligados a robar la propiedad ajena o apestar a quien se halla al lado sin culpa alguna.

De la misma forma se llega a esa otra revelación que es la que atañe a la propiedad: no estás obligado a bajarte una canción sin pagar, de la misma forma que su dueño no está obligado a vendértela. El precio es su forma de elegir, legítimo como sea valorar todo lo que es tuyo. ¿Qué derecho tienes a ver, sí o sí, esa película que, de otra forma, habrías de pagar? Ninguno. No es tuyo. Es de quien lo paga. ¿Qué es lo que no se entiende?. Como si lo que no es suyo fuera algo que les quitan, escribe un lector en El País que “a los de siempre les molesta que tengamos el disfrute de los bienes”, definición que un ladrón de bancos firmaría en ese “podemos acceder a multitud de lugares, disfrutar degustando obras, piezas, legados”. Torvamente, “sociedad de la información” se traduce como “de la libre elección y gratuidad”. Como si una librería fuera mejor, no cuanto más grande, sino cuanto más sencillo robar en ella.

Los impuestos que aporta el tabaco revierten en la sanidad que paga tratamientos para fumadores y no fumadores. La lógica de su necesidad empieza y acaba ahí. Una vez abierto el paquete, cuanto tiene que ver con ello es placer para unos, y asco, residuos e insalubridad para el resto. Sitios para unos, sitios para otros –se clama la panacea. Como si el problema de los negros estadounidenses hasta 1957 fuese que había más bares, autobuses u hoteles para blancos que para negros.

No hay “Libertad” sin “expresión”, pero sí peor libertad cuanto peor la expresión. Uno acepta cambiarse de acera en cuanto vea aproximarse un fumador y su emanación pestilente, sólo que no hay aceras para no fumadores. No hay calles, no hay atmósfera para no fumadores. Gana la “expresión” porque el asco por metro cuadrado de entorno no es medible, y legislable, aunque algo cuenten las toneladas de colillas por doquier. Por eso en un espacio cerrado –medible- ha de ganar la “libertad”, la de poder entrar en él sin tener que sufrir la adicción ajena. Permítase el símil pues se permite su olor: lo que se prohíbe no es defecar, sino hacerlo en lugares públicos. O qué, sino excremento, es el filtro, que tras evacuar la ansiedad, se tira al suelo impunemente.

La diferencia fundamental entre la mirada que juzga similares la impunidad del que roba la obra ajena y la del que roba el aire ajeno, es que mientras la primera es una construcción mental –uno llega a su conclusión tras analizar las causas de los dos lados-, la que atañe al tabaco no puede serlo, uno no elige sentir repugnancia o desarrollar cáncer como decisión meditada. Por eso, mientras que la lucha por la primera causa puede perderse, con todo lo criminal que ello comporta, la lucha por la segunda ha de ganarse porque, al enjuiciado de quienes defienden fumar donde les apetezca, el que no fuma no puede siquiera oponer pruebas –el asco no es medible, no es equiparable al acto de voluntad que es el fumar, porque experimentar rechazo no es un acto que uno elije sentir.

Lo que se ve perseguido no es el propio derecho, sino el ajeno. Y dice bastante de la sociedad que tenemos el que, a estas alturas, haya que explicar que el aire que respiramos o la vastedad de Internet son contenidos que, no por estar al alcance de todos, pueden usurparse o tomarse por propios sólo porque lo que no es fácilmente legislable –la calidad del aire, las aduanas virtuales- puede, así, darse por legitimado. Que el que necesita, y merece, ser defendido, no es que el enarbola un derecho, sino el que asiste a ello con pérdida, no de esa abstracción –derechos-, sino de algo más tangible –la salud, la propiedad y remuneración de lo que es tuyo.

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quizá porque uno duda de que nada de esto sirva para algo, propuse a mi buen pavel jugar a verlo desde el otro lado, para que, al menos, sirva para ese otro placer, que es leerle: http://piedefoto.blogspot.com/2010/12/lauren-bacall-en-tener-o-no-tener-1944.html

23 diciembre 2010

mise en scene


Los reyes, o su delegación en el poder civil, han subido a escena para hacer una de estas dos cosas: formar parte del elenco (el teatro isabelino o nuestro siglo de oro no pocas veces tenían a un rey entre el público y otro en el escenario) o prohibirlo (de Moliere a Lope, de Brecht a Bernhard más recientemente). Los griegos fueron más lejos y al trufar de dioses sus tragedias, acaso pensaban que por cada deux et machina que aparecía a última hora por escena, podía haber muchos otros que se fueran antes de ver acabada la representación. Necesitados ambos –reinados y mitologías- de no pocas dosis de teatro para su supervivencia, la prohibición a la que aún hoy aspirarían, de poder exigirla, es seguramente sólo la posibilidad de recrear, a salvo de modelos reconocibles en los teatros, la escenografía para la que viven, el papel que, como ocurría en el siglo XVII, podía ser reescrito por cualquiera –actores o productores- una vez salido de manos del autor.

22 diciembre 2010

Realidad, tapita

Al contrario de lo que ocurre generalmente con quienes difieren en un tema, el problema irresoluble es aquí aspirar a que una de las dos entienda que, opinando una cosa, opina al mismo tiempo la contraria. Se lee en El País, ayer, de una denuncia provocada por la actitud de un profesor al negarse a pronunciar la palabra “jamón” ,tras ser advertido por uno de sus alumnos de los problemas que su religión plantea.
“Lo que tú comas o coma este otro, a mí no me importa nada. La religión que tú profeses, profese este o aquel otro, todavía me importa menos. Aquí sois 30 alumnos y tú te debes adecuar a los 29 restantes y no los 29 restantes a ti” –se cita a sí mismo el profesor. “Le dijo que se fuera a su país si no le gustaba el jamón y le llamó inútil” –recuerda la madre del niño. En la versión peor, y desechada la parte más obvia del asunto –cómo creer que, de haber un dios, y que de entre sus prioridades esté hacerte llegar su preocupación por el fiambre, te hace sin duda un inútil, al menos gastronómico-, está la primera y más doliente verdad: cómo semejante frustración –ver carnicerías en todas partes, o no poder pedir una cerveza por miedo a que te pongan un trozo de chorizo- ha de exigir esfuerzo tal que prácticamente compense no salir de casa, que viene a ser lo mismo que no vivir en este país, tal y como ocurría con una vecina adolescente, a la que su familia musulmán apenas dejaba salir a la calle. Seguramente por su bien, para ahorrarle el sufrimiento antes descrito. Otra posibilidad sería, en un país sin partidos mayoritarios sujetos a la iglesía católica y su mezquino uso de la realidad, aspirar a ver, esculpido a la entrada de los colegios, públicos y privados, esa parte del pensamiento del profesor citado: La religión que tú profeses, profese este o aquel otro, no me puede importar menos.

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Congreso/aprueba/ley/antitabaco/prohibe/fumar/espacios/publicos/cerrados/elpepusoc/20101221elpepusoc_11/Tes

De las nociones aberrantes de normalidad en que vivimos, se sale con leyes como esta. Por fin un año nuevo.

21 diciembre 2010

elvis el segoviano


Maravilla hallar a tu padre bajo los rasgos de Elvis Costello, no tanto porque los rasgos faciales creen, en un mundo de 8.000 millones de habitantes, moldes inevitables, sino por cómo almas tan distintas puedan crear espejos tan iguales. Mi padre de 30 años es este Costello de 56. ¿Qué significa que no pocas veces me confundan con cómicos o futbolistas?

17 diciembre 2010

El martirio de San Assange


Durante el tiempo en que he estado en solitario confinamiento en el fondo de una prisión victoriana, he tenido tiempo de comprobar las condiciones en las que está tanta gente alrededor del mundo igualmente recluída, también en prisión preventiva, en condiciones mucho más difíciles que las que yo he afrontado. Esa gente necesita de su atención y apoyo. Y con esa esperanza espero poder continuar con mi trabajo –lee Julian Assange nada más salir y permitir esa imagen de lienzo de Norman Rockwell. Al hacerlo construye dos metáforas perfectas: una, la que equipara la información encarcelada, injustamente confinada a no ver la luz del día, a la misma causa por la que él entrara en esa celda. Dos, la que, al reducir el objeto de su actividad a “continuar su trabajo” ubica esa ocupación al mismo nivel que la que, desde embajadores a secretarios de estado involucrados en los cables hechos públicos, es, meramente eso: cumplir un trabajo. A sueldo todos, la legitimidad de sus razones respectivas –revelar u ocultar- redefine sus delitos: unos trabajan para la cárcel, otros para salir de ella.

16 diciembre 2010

sólo sonrisas


En el tiempo de prodigios en que, apenas cuarenta años atrás, Disney podía, a la hora de crear un símbolo para adolescentes, escoger a Julie Andrews sin que las audiencias se fuesen todas a Twitter o al baño, Blake Edwards estaba a punto de empezar una de esas relaciones que, como la de Sam Shepard con Jessica Lange, o de cualquiera con John Ford, son la envidia de todo hombre en su sano juicio, y que en Edwards fue, durante casi veinte años, una relación simultánea con Peter Sellers y con la propia Andrews. Uno intuye que lograr una película extraordinaria es enormemente complicado, que hacerlo muchas veces es una rareza milagrosa, y que pretender morirse con semejantes dones encima debería ser recibido con el gesto que muestra la imagen.

blanca legaña


Un faro también es la metáfora de un poder que los griegos volcaron en el cíclope. Por eso, blanca su ceguera como quizá la lana de las ovejas que sirvieron a Ulises para escapar de la cueva en que aquel los apresara, la congelación de éste habla, durante la noche, del mar como otra gruta, donde la tierra no existe. Y como supieran acaso el cíclope y Ulises, donde, sin el ojo de quien te observa, tampoco tú existirías.

Vendrán más años malos

Hay un problema pasajero en el convivir diaria, impunemente, con el discurso ruin de gonzález pons sobre cualquier cosa, el desafío de señor feudal que asoma en los intentos de álvarez cascos por reconquistar el dominio en Asturias por las buenas o las malas, o la pretensión de estupidez ajena que asoma en el cruce diario de pruebas de delito publicadas contra camps o fabra, y su permanente clamar ser víctimas de un complot. Y luego está el problema de fondo: asumido que, con el cambio de gobierno, llegará, desde el psoe, bien ganada ansia de devolver al gobierno la misma mezquindad generalizada con la que desde el pp se viene tratando cualquier iniciativa, sin importar que a veces conlleve la inquina para con las dos posibilidades que ofrezca cualquier tema, quien acoge realmente la saña y contraseña es el mismo en ambos casos: el público que asiste, desde la grada imperial de su voto, a lo que, incluso en el peor de los casos, aparenta ser juzgado como mal menor, algo que cualquiera haría en el lugar de gonzález pons, álvarez cascos, camps o fabra. Y la prueba –clásica profecía autocumplida- es que tal cosa llegará muy probablemente cuando desde el psoe, en la oposición, se puedan permitir la misma impunidad hacia el gobierno que el pp, sin necesidad de emboscar sus métodos, explota sin complejos, como clamara ese otro insulto permanente a la cordura -aznar.

15 diciembre 2010

reason of the year


23 años después de que Oliver Stone acuñará esa máxima que redondeó lo que el neoliberalismo había empezado a hacer en los ochenta bajo Reagan -si quieres un amigo cómprate un perro-, los ordenadores caben, enteros, en el móvil que empleara aquel Gordon Gekko. Y aún sobra espacio para, habiéndose gestado la revolución social junto a la secuela permanente de Gekko/Lehman Brothers, hacer sitio a ambas –la que permite tener amigos por escrito a todas horas, y la que sigue tratando al mundo –léase los derechos económicos de sus ciudadanos- como si fueran perros. Quizá por ello, aunque el elegido para representar esta época es el fundador de Facebook, el que ya está rediseñando las tripas de todo aparato de comunicación es el perro al que enviaron a por la prensa, y ha vuelto con la descripción de un mundo que no todos quieren leer. Otra cosa es pensar en qué ocurriría si quienes dedican tanta atención a escoger y nutrir de información a sus amigos, emplearan un minuto en sopesar el boicot de facebook a Wikileaks. Y en qué clase de amigos crea eso para Zuckerberg, el amigo de 500 millones de amigos.

14 diciembre 2010

some great gifts

http://www.newyorker.com/online/blogs/newsdesk/2010/12/top-ten-new-yorker-stories-of-2010.html

Reds


Sospechas de socialismo desmantelador, adecuadamente patrocinadas por petroleras y multinacionales armamentísticas, fuerzan a Obama a mantener intocada la presión fiscal sobre los ricos, y así lo irracional de la acusación, manta perfecta para una sociedad irracional, se vuelve de nuevo contra él, esta vez haciendo que el rojo sea el de la vergüenza, expresada sin ambages por los miembros de su propio partido en la Cámara de representantes. Una más que sumar a la lista de luces rojas encendidas por doquier contra la cordura allí donde trata de asomar, y que de Este a Oeste recorre un mundo en el que China prefiere a Corea del Norte e Irán esquizofrénicamente nucleares si con ello preserva un rato más sus proveedores de petróleo o impide una oleada masiva de inmigrantes a sus puertas; en el que la única esperanza de Rusia y su filón de hidrocarburos radica en el imparable calentamiento del planeta; donde India alberga un África, por demografía y pobreza, dentro de sus fronteras; donde Israel ralentiza su tránsito al suicidio mientras espera que el partido republicano regrese al poder en Estados Unidos. Mientras el sistema financiero, alentado o consentido por los gobiernos, permite al capital hacer con sus sociedades lo mismo que los más sanguinarios sistemas comunistas hicieron con el derecho a pensar de sus ciudadanos, una ideología que saquea el pensamiento real de los gobiernos para entregársela a los ciudadanos aparece cuando nadie la esperaba: el radiografismo. O la libertad de ver, de una sola vez, lo que, fragmentado, se publica en artículos y ensayos cada año en todas las lenguas posibles: la corroboración de que hay una forma de crimen que es saber y consentir. Y quizá por eso, ante la única acusación posible de permitir ese saber, Julian Assange es perseguido hoy, no para hacerle decir lo contrario de lo que dijera, sino para escarmentar la voz que pueda pensar en repetirlo en el futuro. Por eso, antes de que el ejército mueva un soldado, ejércitos de abogados ganan cada día cientos de guerras que no se libran porque una cosa es tener pruebas y otra, el dinero necesario para llegar con ellas a un tribunal o un periódico. Equiparada una cosecha a una opinión, lo que es de uno no puede ser de todos. Y así, la persecución a Wikileaks es la misma que, basada en la caza de brujas desatada por el mcarthismo, inspiró a Arthur Miller su Crucifijo. Aunque sea informativo, es comunismo.

13 diciembre 2010

Lo que sabemos de los hombres


Como si un mismo artículo bajo dos lentes distintas, donde muere el de Millás sobre la eutanasia en la persona de Carlos Santos (El País 5.12) como un zombi echa a andar el de Georgina Higueras sobre Corea del Norte, donde la población embalsamada en un régimen comunista feudal vive como aquel muere: sin poder hacer otra cosa. Se tolera la eutanasia si es un país quien la afronta, aunque el único parecido con la que elije el desahuciado es que, mientras desde el interior semeja una elección pacientemente voluntaria, desde fuera es sencillo considerarlo un crimen, una decisión maniatada. La teoría de mínimos –la libertad de elegir a partir de qué punto la vida no compensa- oferta un amplio surtido de cadáveres que, de uno en uno están obligados a morir casi clandestinamente, pero que, al darse por millones, sucede a plena luz del día. Plantas a Carlos Santos, o a cualquiera, en una de esas fotografías de Hiroshi Watanabe y el cóctel que te termina de matar sigue siendo urgente. Como la historia de la iglesia católica cuenta a quien quiera leerla, el asesinato en nombre de dios (kim Jong II lo es) se absuelve con describirlo como producto de eutanasia moral, y siempre queda esa anestesia que es forzar a pensar que se vive en el paraíso (para anunciar el nombramiento del sucesor, la agencia oficial de noticias norcoreana dice “el lucero del alba Venus emitió un brillo inusual sobre el lago surgido en el cráter del sagrado monte paektu”). Se vive entre trampantojos y bien que se distinguen, y despertar tiene el derecho de traer la muerte como, entre convulsiones parejas, la vida. Como un apóstol incómodo, narra Millás la epifanía de un hombre, su encarnación en idea –el derecho a morir. Mientras, en Corea del Norte, dios consulta con los astrólogos cada decisión. Así, el hallazgo de las últimas voluntades y la añoranza de las primeras crea y se despide del mundo en un mismo gesto a cámara.

corduro, gaspar y baltasar

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Senado/elimina/cubiculos/fumar/ley/Antitabaco/elpepusoc/20101213elpepusoc_11/Tes

09 diciembre 2010

razón y tropas

Una buena revelación es la que atenta al mismo tiempo contra gobiernos, empresas y ciudadanos. O a eso podría aspirar Wikileaks si previamente gobiernos y empresas no se le hubieran adelantado, y ya pugnaran juntas contra el sentido común de sus gobernados. En ello se entiende la llamada a filas que la secretaria de estado norteamericana viene de lanzar a esa tropa de reserva que es siempre la unidad de asalto empresarial, de la que amazon, visa, mastercard, post-finance, paypal o facebook son su primer avanzada en el acoso a Julian Assange y su portal. Revelar la desnudez del emperador amenaza a las sastrerías encargadas de abastecerlo, y se entiende que quien ve expuestas sus cloacas exija la misma indignación a quien debiera su única fidelidad a sus clientes. Se entiende porque probablemente el gobierno que lo hace podría, de negarse las empresas, ser a ellas lo que Wikileaks es a él.

08 diciembre 2010

La norma como problema

Lo malo y lo mucho son a veces el mismo sentimiento acorralado, o al menos perseguido. Y así, a base de dormir en el mismo bunker, se despiertan cada uno con las ropas del otro: en un artículo, hoy en El País, sobre las adicciones en nuestro país –tabaco, alcohol, cocaína-, junto a los gráficos que cuentan que 3 de cada 10 fuman diariamente, otros tantos se emborrachan cada mes, y 1 de cada 10 toma cocaína eventualmente, se cita al catedrático de sociología de Deusto, javier elzo, decir, respecto a lo primero –lo malo- que su peor rasgo es lo segundo –lo mucho-, es decir su limitación: “nuestra sociedad está cada vez más normativizada, más legislada, más limitada”. Como si el problema de las balas fueran los seguros que se les ponen a las armas. Sigue elzo: “tenemos coches más mejores y más potentes con los que podemos correr cada vez menos. Ahora nos van a prohibir fumar en todos los espacios cerrados. Ya no nos tomamos la copa de después de comer entre semana”.

Traducción: lo peor de los coches no es que, a partir de según qué velocidad, sean más peligrosos, sino que se prohiba esa velocidad. Lo peor del tabaco no es que constituya una sociedad pestilente que mata o asquea a quienes pasan cerca sin fumar, sino que se prohiba fumar en espacios cerrados. O más claro aún, que “se nos prohiba”. Obvio que después de comer hay que seguir trabajando, lo malo no es el alcohol, sino su consumo previo a seguir trabajando. Por eso –sigue elzo- “cuando llegamos al fin de semana, decimos “ahora déjeme en paz; no me complique la vida; vale, no voy a conducir, llevo toda la semana portándome bien, pero no me diga lo que puedo beber”. Que, por asombroso que parezca, viene a ser justo lo que pone: que regular el consumo de tabaco, alcohol o droga alguna ha de provocar, naturalmente, que uno se sienta aliviado al llegar el fin de semana. Que la respuesta a esa “sociedad más normativizada, más legislada, más limitada” es, por fuerza, querer que “nos dejen en paz”, que “no nos compliquen la vida”, o el sumún de las libertades amenazadas: que, ya bastante acorralado al no poder beber tras conducir, se le diga, además, “qué puede beber”. Aunque uno no sabe de dónde saca esta última queja, pues no hay ley que diga qué beber y qué no.

El señor elzo es miembro del comité científico de la Fundación alcohol y sociedad, y da miedo pensar que el análisis sociológico de la drogadicción pase, a ojos tan involucrados en la solución, por superar este tiempo de prohibiciones que atentan contra la madurez obvia de quien, por un lado del periódico, fuma, se alcoholiza o droga en proporciones brutales para una sociedad, y por la otra cara, revela, al principio de esa etapa de libertad intoxicada -los 15 años- a similar porcentaje de población (3 de cada 10) incapaz de aprobar los baremos europeos de capacidad lectora, ciencia y matemáticas. Aunque quizá, como ocurre con los organismos del pp encargados de la salud, cuya función es velar por el tabaquismo y sus beneficios sociales, es sólo cuestión de una perspectiva adecuadamente privatizada.

02 diciembre 2010

tenedores de deuda, cuchillos que afilar

Lo recogía ayer El País y hoy lo explica en el entorno de la crisis de deuda –que es de la credibilidad por ofertarla, fiada en ingresos que las comunidades falsean al falsear su déficit real: a falta de acordar políticamente entre psoe y pp el cumplimiento estricto de los planes de austeridad, las “desdichadas emisiones de deuda patriótica, iniciadas por Cataluña y que ahora imita Valencia, abonan la tesis de que las arcas autonómicas están vacías”. Que es decir más balas, o más obvias, para quienes cargan buscando una prima de riesgo más alta para la deuda española. Hay muchas formas de ser accionista de un país, que es decir de una idea respecto a él. Una es votar cada cuatro años. Otra, ver telemadrid cada día o comprar la razón. El término “emisión de deuda patriótica” merece hacer fortuna, aunque sólo sea por la cantidad de emisores que dependen de ella.

01 diciembre 2010

más democracia por metro cuadrado pestilente

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/PP/da/vuelta/ley/antitabaco/Senado/elpepusoc/20101201elpepusoc_13/Tes

Sonata de invierno


Cumple 75 años Woody Allen en un día gris, de los que escribió hubieran gustado a Bergman para morir. Como regalo, uno que de seguro ya tiene, pero que acaso tú aún no. Cuesta 39,90 euros en una librería de Luchana, junto a la glorieta de Bilbao. Las razones para tenerlo las explica Allen:
http://www.elpais.com/articulo/revista/agosto/hombre/preguntas/dificiles/elpepirdv/20070822elpepirdv_5/Tes