30 mayo 2010

Traducción simultánea

El lenguaje está para decirnos tanto como para simular que vive a nuestras órdenes. Luego hay matices: la gran literatura es susurrada en habitaciones vacías y la política, ladrada. Se lee en El País ayer al presidente de una comunidad autónoma –que, en lo práctico, viene a ser un canal de televisión paralelo al que ya se tiene y que no poco es empleado en vocear ideología- decir recientemente a un miembro de la oposición, acerca de su inminente procesamiento, “usted se ha acogido hoy a la único que les queda: el código penal; yo me acojo a la senyera y a mis conciudadanos”. Reluce así, a la vista de los sondeos que, a mayor y más nítida mancha de corrupción, más extiende, mimética, la mancha de intención de voto, esa otra cualidad del lenguaje, esta vez al alcance, no de quienes hablan sino de quienes al parecer no saben o quieren leer u oír: el lenguaje y su transparente realidad portada es, como ese otro infierno, los otros. “El sentimiento de honor perdido no es un conflicto psicológico, el honor es una forma de lealtad con los demás”. –recuerda hoy a Ferlosio Martín Garzo.

29 mayo 2010

El otro monólogo interior

Una de las definiciones de la decadencia –en Viena a finales del XIX o en nuestros días- ha de ser la conciencia estéril del esfuerzo, la convivencia, pactada dentro de cada uno, del intento y de sus frutos nulos. Sweet Nothings, estos días en los Teatros del Canal, adapta el texto de Arthur Schnitzler -Liebelei- preservando en la adaptación de David Harrower el prestigio de las casacas de los oficiales austríacos de 1890, el barniz de moral burguesa que critica en voz baja lo que ambiciona en alta, el escaso escrúpulo de las clases altas, la inocencia que lleva al precipicio.

Con músculos tan antiguos vuelan las dos horas que dura el montaje de Luc Bondy, a pesar de que tanta energía viene de la pura inmovilidad, de la inutilidad de lo perseverado: El teniente Fritz sabe que va al duelo en vano, que lo que le espera no es una posibilidad sino un destino, también que lo que siente por Christine sólo existe porque se le acaba el tiempo. Mizi sabe que la carroza de Theo tiene, después de medianoche, sabor a calabaza, que ha de seguir recogiendo a sus hermanos, haciendo con ellos los deberes. Christine sabe que Fritz no es para ella, que en eso le toca ser el dado y no el premio, acaso que su destino es, como el de su tía, ajarse junto a la ventana bordando y copiando partituras. Como su padre sabe que esa noche tampoco habrá gran gente en su concierto, y la vecina puritana que hoy tampoco tendrá entradas para asistir a él. En vano sabe Theo que, de poder acompañar a Fritz a casa de sus padres, en el campo, no estudiaría para el examen que se acerca.

A todos les compensa el espejismo respectivo, pero sólo Christine tiene respecto al suyo tanta esperanza como fatalismo, probablemente porque ella, también por juventud, es la única inventada desde fuera, el único personaje que existe sólo gracias a lo que Fritz y la mujer del abrigo de terciopelo negro ocultan y a la que Christine sirve de sombra pirandelliana. Para el resto, la traición a lo que saben es un hábito arraigado, una concesión olvidada de tan ejercida. Cuando uno busca la actualización del texto desde ese 1895 en que fue escrito, les encuentra a todos menos a ella.

28 mayo 2010

Los jueves, cabriola

No es fácil ser presidente de un gobierno mientras el de la oposición lo es de una empresa. (Para apreciar la nula alteración del producto, inviértase el orden de los factores, en las próximas elecciones) Y no porque el segundo tenga su plan de negocio y sus accionistas –que también el primero. Sino porque mientras el partido en el poder tiene que lidiar con esa parte fastidiosa de sus actos que es verlos aplicados, y pagar por ello, el que espera su turno a la sombra puede permitirse el lujo de vivir a base de disociar hecho y consecuencia. No pocos consejos de administración de las respectivas empresas que se reparten el parlamento negaban ayer el apoyo a las medidas de reducción del gasto público, con la tranquilidad que da clamar en el desierto aunque los gritos sirvieran, dado el eco adecuado, para extenderlo. Podría pensarse que la negligencia ubicua con la que el gobierno da puntadas sin hilo ni patrón merece, en plena directriz correctora del mercado global, que también del mercado local le llegue la justa respuesta a sus desvelos. Pero si la metáfora que nombra gobernar como manejo del almacén no basta para alertar del cuidado de incendio que asola Grecia, no debería ser muy difícil pensar en cuánto más útil para todos resulta mantener al gestor, por incompetente que sea, hasta que su despido no afecte al edificio. Pero no. Arde la leña, aunque qué importa si el mono no se mueve mientras apuntas a su cabeza.

26 mayo 2010

Macheek

Criminales que se ganan la vida como actores, espectros para según quién, cuchillos que te clavas a ti mismo. De todo eso hay en Shakespeare aquí y allá. Pero autómatas probablemente sólo Macbeth, que se acuesta y despierta empapado de sangre traída de sus profecías ¿o son sueños? como los de Ayax y Edipo, de Sófocles. La que ha traído Cheek by Jowl este año es la primera, y es, también como si siguiendo órdenes de sus predecesores, magnífica. Lo será hasta el 5 de junio.

25 mayo 2010

a salvo de la deuda y el déficit

África, en la mirada de Jeffrey Gettleman, jefe de la corresponsalía de The New York Times en África Oriental.
http://www.fp-es.org/las-guerras-eternas-de-africa

22 mayo 2010

carta del dueño

Hemos de seguir siendo excelentes en lo que somos excelentes, pero dar el salto que nos permita triplicar el volumen de nuestros activos en sólo cinco años. Hemos de hacer cosas distintas y con una actitud distinta. El foco ha de estar en el beneficio al ciudadano, en la sencillez como palanca, en la ambición colectiva y el trabajo en equipo. Hemos de aumentar un 30% la cartera de ciudadanos y que uno de cada tres contrate una idea más. El 80% de la de las comunidades autónomas son susceptibles de fusionarse, lo que podría provocar la insatisfacción y la fuga, lo que es una oportunidad para el país. –calcas el discurso de la convención de directivos del bbva, la semana pasada en Madrid, y te sale el libro de instrucciones para regir un país. Si no lo tuvieran ya, casi darían ganas de entregárselo, a ver.

arte

Ningún mal deseo para la suerte del torero herido, pero cómo la imagen escalofriante del asta saliéndole por la boca recuerda la opinión del toro en el debate sobre el arte y el arraigo cultural de la barbarie que les llena la boca a tantos, como acaso se la cierre para siempre al infeliz. Una sociedad más consecuente con semejante saña haría ahorcar al toro. O fusilarlo. No sería arte, pero se arregla vendiendo entradas para verlo.

20 mayo 2010

tumba, sesión de las 20h

Es como El Escorial, sólo que en vez de para enterrar muertos, para enterrar artistas –oído ayer en, y acerca de, uno de los pasillos de los Teatros del Canal.

19 mayo 2010

Un loco a otro

Debía correr hacia su final la década de los cuarenta del siglo pasado cuando un joven que aspiraba a librarse de la mili tanto como entrar a trabajar en una de las compañías de zarzuela de la capital se encomendó a un amigo para que mediara con Millán Astray, asiduo a revistas, que es decir a sus tiples. Cinco veces al año coincide uno hoy, en ese mismo escenario, con aquel joven que cambiaría su nombre público por el Locomotoro de los Chiripitifláuticos, y cuyas posibilidades de estar ahí ese día, pidiendo el favor de su eminencia, no debían ser muy distintas en tiempo a las de un Miliki. Así, el encuentro de un loco para adultos con el que devendría en otro para niños, roza esa otra astracanada que es imaginar al glorioso mutilado de guerra alentar la carrera de un payaso como ayudaría a camuflar la de otro.

18 mayo 2010

allegro mudo

Escribía hace unas semanas Alex Ross en El País que mejor forma de renovar la pervivencia de la música clásica sería permitirnos aplaudir en cualquier parte del concierto en que nos sintiésemos movidos a ello. A la involucración por el desgarro del respeto, que viene a ser acercarse a su escucha con criterios traídos de formas populares como las que pueda representar un Rufus Wainwright, que quizá para devolver el favor, presentaba hace unos días nuevo disco en el Price y lo hacía pidiendo del público se abstuviera de aplaudir durante la hora que le lleva cantar dicho disco. Al respeto por la suspensión de la involucración.

17 mayo 2010

buenas noches, vigilia

Anoche, a los pocos minutos de empezada “Buenos días, tristeza”, de Preminger, en la Filmoteca, un gigante que, como un oráculo, se había desplomado sobre su butaca empezó a roncar con vigor y ritmo. Y pudo haber sido peor de ser la película lo que el título promete. Cuando no había en la pantalla alguien cantando o riendo, entonces las risas surgían del patio de butacas, como un eco de tan plácido dormir. De cuando en cuando, un hombre sentado justo detrás del durmiente se acercaba y algo le decía que lograba parar el concierto por unos minutos. Pero no menos que las veces que nada conseguía. Hace años, en el cine del cba, un hombre al que recriminaron varias veces su estruendoso comer patatas fritas, respondió finalmente “lo estoy intentando”. Para esa colección, lástima no haber escuchado anoche las respuestas del roncador.

15 mayo 2010

genética clásica

Mi tía Nati -80 años en permanente jubileo-, que indaga en cierta memoria de sus muchos años como maestra de escuela y concreta la célula más pequeña conocida es el espermatozoide.

asi que pasen cien euros

Lo escribía Boyer hace unos días –la creación del euro aseguró la vigencia de la capacidad exportadora de Alemania al impedir al resto de países europeos –véase España, Italia y Grecia- devaluar sus respectivas monedas para reducir, de la única manera que al parecer tienen, el diferencial competitivo. Pero, una vez más, eso sólo habla de la debilidad crónica de las sociedades mediterráneas para superar su olímpico, arraigado y sistemático desprecio a la educación primero y la innovación después. Es un escarnio oír acusar a Merkel de afear la solidaridad europea al verla retrasar cuanto le es posible la aprobación del plan de rescate a Grecia –y quien detrás venga- cuando sus razones –evitar perder la mayoría en el Cámara alta- no son un ápice más locales que las que han llevado al borde del precipicio a quienes lloran como mercados lo que no supieron defender como países. Una moneda común es un instrumento de pago que suprime aranceles entre sus miembros, y un escudo en el que viene grabadas las instrucciones para evitar sangrar. Sobre ese escudo hemos hecho surf, y a qué engañarse, seguiremos haciéndolo así que el paro regrese al 10%. Hasta que el presupuesto importador de China le dé, además de para alquilar continentes enteros, para comprar también lo que Alemania produce. Justo en ese instante, nos quedaremos a solas con nuestra moneda y sociedad común. Y podremos, de nuevo y por fin, desarrollar nuestra vocación sin cortapisas y unificar la devaluación constante de la inteligencia y la de la moneda que la compra.

14 mayo 2010

Curso de magistratura en 7 tardes

El triunfo de los arcabuceros de la derecha y ultraderecha sobre Garzón no está en apartar a quien persigue penalmente no pocas de las causas que ellos querrían preescritas –actuales y pasadas-, sino en poder clamar la gran mentira: que nadie que sea encausado está capacitado para hallar delito en otros. Por eso, a la inversa, Camps es inocente de cualquier causa contra él –porque, sin condena sobre él a día de hoy, es imposible que la haya cometido. No improbable, imposible.

12 mayo 2010

Haarlem, y 5

540.000 bicicletas sólo en Amsterdam. 130.000 firmas a favor de una eutanasia sin enfermedad terminal obligatoria a partir de los 70 años. Abruma pensar que una cuarta parte de quienes uno ve diariamente en todas parte sea al mismo tiempo la marea orgánica que se desplaza y la que, con similar discreción, puja por poder pararse cuando lo desee. Como si la libertad que tan literalmente proporciona moverse merced a la propias energías alentara esa lucidez, impensable en latitudes mediterráneas paleocristianas, donde la vida, como la gasolina que la permite, tiene sus precios y quien los pone.

11 mayo 2010

Haarlem, 4

Creo que hoy sólo me he alimentado de muffins.

10 mayo 2010

haarlem, 3

El barrio rojo se ve al mismo tiempo como una reliquia de la ética y un boceto cultural, apenas esbozado. Algo convenientemente agrupado, y por lo tanto aislado, que representa la mirada hipócrita sobre una actividad que es lícito comprar pero no vender, y también, con suerte, el primer eslabón de su normalización basada en algo que fácilmente es más honesto y socialmente inocuo que docenas de actividades criminales o directamente fomentadoras de idiotez que exhiben sus frutos sin farolillos rojos que los identifiquen. Hasta ese día mejor nombre es “barro rojo”.

09 mayo 2010

Haarlem, 2

Parte asombrosa de la belleza de Ámsterdam está en la frecuencia en que lo es en una misma dirección, quiero decir en la armonía con la que se suceden las calles y lo que en ellas, como si sus comercios llevaran abiertos el mismo tiempo exacto, o si en su urbanismo no se sucedieran las capas inevitables sino los días idénticos de un mismo gusto. En aplicación transparente de ese principio de simetría imposible, cierra los aeropuertos la nube de ceniza islandesa y el Rijksmuseum, cerrado desde 2003, muestra entre su exposición permanente en el aeropuerto de Schipol uno de esos cuadros de Caspar David Friedrich hecho de nubes sombrías.

Haarlem, 1

Haarlem está en Holanda como podría estar en Marte. Quizá porque las bicicletas en que se mueven no les dan para llevar consigo hábitos que en españa a veces cargan hasta los niños, uno se halla aquí en esa extrañeza de la educación que es sentirse respetado en el derecho a un cierto civismo sin necesidad de pedirlo, y muy probablemente, de tener que hacerlo, sin tener que afrontar entonces la cara de ofensa dibujada en aquel a quien lo pides. En ello Manolo, tras cuatro años aquí, ha dejado de parecer español. Y Stephanié, tras ocho en españa, vuelve a parecer francesa.

06 mayo 2010

una razón por la mañana, otra de tarde

“Ahora con La Razón puedes volver a disfrutar de las mejores películas de la comedia española, gratis. Para divertirte en familia con nuestro mejor cine”. El diablo no carga menos unas armas que otras y el sentido de la oportunidad en periodismo es una de ellas. Así, la misma semana que El País comienza a distribuir una colección en la que de momento asoman Platón, Darwin, Rousseau, Aristóteles, Hume o Freud, La Razón anuncia El mejor cine de comedia, que es decir Lina Morgan en película de Juan de Ortuña, Landa, López Vázquez y Gracita Morales en sendas de Mariano Ozores, y Concha Velasco y Tony Leblanc en una de Rafael J. Salvia, entre otras de semejante ralea. También, raramente Bienvenido, Berlanga, sin que se entienda. Primero lo obvio: a uno le daría vergüenza, de tenerla lo suficientemente blindada para leer La Razón, ver asomar lo que la dirección del periódico juzga, a la luz del ejemplo, el mejor cine de comedia, su idea de diversión en familia y, ya puestos, incluso su concepto del disfrute. Y ahora lo valioso: como lector de un diario que escoge ofertar manuales de uso de la inteligencia, uno no necesita sentirse atraído por la posibilidad de leerlos para sentirse respetado, juzgado que lo que me lleva a adquirir el diario ha de ser proporcional –bueno o malo- a lo que el resto de decisiones cuentan de mi en otras áreas. Animar un ocio rancio o idiotizado no tiene porqué ser incompatible con formarse una sólida idea sobre política internacional o economía, pero suena raro tratar de tonta a la misma persona por la mañana y de lúcida por la tarde. Más probable es acostumbrarse ambos –el que escribe y el que lee- al lado más sencillo. Ese es el coleccionable que realmente se retractila en porciones diarias.

05 mayo 2010

mientas tanto

Un amigo chelista necesita en su currículum conciertos que no ha dado, lo que conecta con quienes, quizá en las mismas fechas, oyeron lo que hoy no recuerdan o asistieron a razones que ya no reconocen. Hacerlo en público es apostar a la baja: uno se duerme en mitad de una sinfonía o un cuadro y al salir no habla de lo mucho que le han gustado los fragmentos en que ha estado, y quién pronuncia “aquí seguimos” cuando fuera han encargado “te quiero”. Pero si, de tan ubicua, importa poco la farsa, al menos sí sus causas, y no ha de ser igual mentir para tocar el chelo en mejor sitio que inventar que estás de acuerdo con un programa político cuando lo que vienes de leer es el telediario, o simular que con las letras, sumadas, de “alimentar”, “vestir”, “dormir” y “transportar” sale sin problemas “educar”. En El balcón, de Genet, tres infelices enfebrecidos al atisbar el poder que les otorgan sus disfraces, son sacados del burdel en que la guerra les ha confinado, investidos de los mismos papeles que pagaban en sus ficciones sexuales: un obispo, un juez, un generalísimo. La metáfora es pura historia del hombre: sociedades, países, siglos, que son una visión, una pequeña mentira, geográfica, ideológicamente acotada, cuyo valor real no aterra hasta que miras el currículum.

03 mayo 2010

ser un domingo

Pondera Luis Suñen en El País del sábado la aportación de Stephen Sondheim al teatro musical, y a ese escenario trae, como explicación de su grandeza, ejemplos de canciones perfectas a la altura de su Send in the Clowns, entre las cuales Like dylan in The Movies, de Belle and Sebastian. Sólo que la primera cuenta con una ventaja que la segunda no tiene forma de tener –lo que la historia en que está inserta (A little night music) añade al cuento triste de quien, desdeñado amar durante demasiado tiempo, trata en vano de recuperar a la mujer con la que ha pasado, y no, su vida. Toda canción es una pequeña representación en versión de concierto, y extraerla del teatro arranca con ella la obra entera. En The BBC Sessions, previo a Like dylan in The Movies uno halla The state I am in. Es un intento.

02 mayo 2010

ser un sábado

Un día, hace ya años, el presidente de la agencia en que uno trabajaba envió a todos los empleados un poema que se decía de Borges, es ese que dice “si volviera a vivir” que consiste en un lamento multiforme por lo que no se hizo. Uno leía al argentino esos días y recuerdo haber pensado que no era justo que ese poema fuera suyo, que no pudo construirse en esa mezcla de escritor/escrito –“Es al otro Borges que le suceden las cosas, yo sólo las escribo”- sin un empeño constante, perseveradamente renovado por serlo, que es decir por no ser todo aquello que el poema llora. Por su tono, habla el apócrifo, no de aquello que te perdiste, sino de lo que te robaron. Y tan humano como sea refugiarse en ello, se antoja inconcebible que la mano izquierda de alguien que fabuló sobre espejos toda su vida, consintiera que su derecha lo escribiera. Si volviera a querer escribir esto -hay que empezar así la propia biografía, para avisarla.

01 mayo 2010

ser un viernes

Un amigo describe la diferencia entre residir cuatro años en Senegal como cooperante y hacerlo, en el ciclo actual, apenas tres meses en términos de salvaguarda emocional –más acentuada, o más consciente entonces; menos precavida hoy. Como todo lo que nos compone, la involucración es también una sombra que emplea al sol para desplazarse, pero uno sospecha que, preguntados aquellos cooperados y éstos, sólo advertirían como distingo la continuidad, la costumbre o no de saber ahí una cara distinta testigo de sus vidas. Que lo que das de menos pueda ser tan invisible a ojos de quienes carecen de tanto que, acaso, pudieran sólo querer de los espejos que sigan ahí, sin huir, mientras se miran en ellos y les hablan.