27 marzo 2010

http://www.circulobellasartes.com/ag_cine.php

en tiempos de confusión entre cine y videojuego, un ciclo sobre los pasillos que comunican la literatura y el cine.

23 marzo 2010

música emancipada

Como no vale necesariamente un soldado lo que las órdenes que le llegan, la música compuesta para cine experimenta una lenta pero constante pervivencia emancipada en teatros o salas de concierto, más valiosamente fuera de las películas para cuya férrea piel fue concebida. Un triunfo extraño, dado que lo es de un elemento cuya premisa es fundirse en otros, ese pasar desapercibida que es no exigir para sí una atención que perjudique la narración prioritaria. Y sin fugas de contenido, pues la música que fue creada para acompañar imágenes, dado cierto nivel de difusión, las incorpora en sus notas cada vez que ésta es reproducida. Los viajes de Sullivan, de Preston Sturges, narró como fábula el poder del cine como barrera entre uno y el padecimiento, y no ha de ser ajeno a ello que el tono con que se acoge la música de cine sea, en un concierto, de pura celebración, también porque, a diferencia de una sinfonía o una pieza de cámara, la historia que transmite es completa, cerrada sin posibilidad de intervenir en ella. Obviamente transparente sólo si se viene de escucharla antes en cine, su narrativa es lineal, parte de un sitio y llega a otro puntual, estrictamente sabido. Parte no escasa de ese placer consiste en esa rareza de la música orquestal que es la decodificación automática de la secuencia musical, su traslación a imágenes sin pérdida de señal posible. Y que la hermana con el nacimiento del teatro en Grecia, hace más dos mil años, cuando Ayax o Edipo salían a escena a contar su parte, el coro otra distinta, la música la suya.

18 marzo 2010

Por un lado el títere, por otro la cabeza

En el fondo, a aznar le viene bien que al apuntar a Rajoy se diga que es sólo una mala versión de lo que él dejó. Eso le convierte en lo que cualquiera con aspiraciones querría ser –una idea. Claro que para eso hay que callarse después, que no se note que, paralelo al proceso de reencarnación, uno no renuncia a ser lo que todos, un infeliz que cuanto más eleva el dedo para que le escuchen, más se equivoca.

15 marzo 2010

el habla a cuatro patas

Un boxer camina unos metros por delante y cada poco vuelve la cabeza para mirarme, para darme la oportunidad de decirle o acariciarle, como si percibiera lo mucho que querría hacerlo. Al menos dos amigos, para nombrar las escasas ganas de salir de casa y ver a gente, recientemente llamaban a eso “estar perruno o perro”. Qué inmerecidos símiles saca uno a pasear si se descuida.

08 marzo 2010

ida y vuelta

Pongamos que uno no puede entrar ya en según qué sitios porque le duele la felicidad que allí dejó. Ahora pongamos que a más gente le pasa, que por lo tanto uno entra en sitios donde otros no pueden ya, de la misma forma que otros lo hacen donde yo ya no. ¿Qué cuenta esto? Si las paredes hablaran, siempre sería a otro que no está. Quizá por eso la gente habla tan alto en todas partes. Para acostumbrase a llevar siempre las conversaciones de otro en el oído. O para hablar más alto que las paredes. Qué gran bar saldría de reciclar el muro de las lamentaciones.