30 agosto 2009

grandes éxitos populares

De las definiciones que uno haya leído acerca del cambio de modelo discográfico –que no poco se parece a bajarlo de la cruz y quedarse a esperar delante de su tumba- la de que el negocio se haya convertido en uno de singles es interesante como toda mirada que remodela la escala de lo mirado, y también por lo que le une a otros formatos de la producción y consumo de ideas –pongamos lo político- que consisten hoy en una sucesión de éxitos de vida fugaz pero apropiación masiva e instantánea. En ambos casos es uno quien desecha la compra de un programa y opta por una esquirla, no tanto a mayor gloria del trozo elegido, sino porque la escucha de un disco, como de un programa político, pasa por quedarse un rato más o menos largo en el mismo sitio, dentro de la misma esfera de pensamiento o de actividad, y quién querría eso pudiendo –debiendo, como dicta el mercado- renovar sin pausa lo que tienes o haces. ¿Sobran las restantes ocho canciones del disco como sobra a quien compra un eslogan político el desarrollo o las redes de sentido que unen lo que el partido de turno suelta a la atmósfera, en la fe de que menos es más? La condensación lo explica –soltaría el político interpelado. Un eslogan contiene todo lo que no se dice. Es falso, obviamente. Y es un consuelo, el de mentir la información que no está, que ni siquiera tiene lo discográfico, donde una canción es sólo ella, por más que la voz que interpreta el resto del disco sea la misma. Más clara diferencia es cómo nos llegan uno (eslogan) y otra (canción). La apropiación lo explica –suelta el que se descarga la canción. Uno escoge lo que desea llevar runruneando en la cabeza. No así lo político, donde la descarga de información –su emanación- es, amén de no pedida, casi siempre tóxica, pueril, más un virus que un archivo que pueda ser de utilidad a alguien. Vive de singles la industria de lo político, acaso desde siempre, y si no su remedio, consuela al menos que uno de sus espejos lo sea una modalidad de comprensión como la que desmembra estos días lo discográfico: donde tantos eligen tararear cosas de las que ni saben ni entienden la letra, ni probablemente les importa.

27 agosto 2009

¿seré yo, maestro?

De los diez dramaturgos que pasan el día en la plaza de Santa Ana, asomados a la fachada del teatro Español, nueve se miran entre ellos. Sólo Calderón dirige su mirada hacia las terrazas. ¿Por qué?

20 agosto 2009

19 agosto 2009

hecha la ley. 2 y 3

Como en un palimpsesto en el que la letra nueva fuera más ruin que la anterior, las elecciones afganas traen –El País 15.8- noticia de las concesiones que el calendario electoral escribe sobre los derechos humanos de la mitad de su población en aquellas áreas donde el apoyo electoral al candidato Karzai exige negociar con canallas, y así se lee de las concesiones a los hazaras, todas ellas con las mujeres como rehén: prohibición de salir de su casa sin el permiso de su marido, obligación de satisfacerlos sexualmente cuando ellos lo deseen, permiso para castigarlas sin alimentos si se niegan, condicionado del trabajo femenino al permiso del marido, y custodia de los hijos casi garantizada para él en casi todos los supuestos.

Dos páginas más lejos –y doscientos años marcha atrás- noticia de la ley orgánica de educación aprobada en venezuela, de la que la diputada maría de queipo dice protegerá a la sociedad de “sectores mercantilistas de la educación, aquellos vinculados a golpes de Estados y hechos de desestabilización”. La ley permite al gobierno restringir la enseñanza de algunas carreras universitarias que por su naturaleza, alcance, impacto social e interés nacional así lo requieran. “Otorga a la figura de los consejos comunales -organizaciones comunitarias creadas y financiadas por el Gobierno- la condición de "agentes de la educación", con el "rol pedagógico liberador para la formación de una nueva ciudadanía y [la] construcción de sujetos sociales de transformación". Igualmente "se prohíbe la publicación y divulgación de impresos y otras formas de comunicación social que produzcan terror en los niños, inciten al odio, a la agresividad, la indisciplina, deformen el lenguaje y atenten contra los sanos valores del pueblo venezolano, la moral y las buenas costumbres, la salud mental y física de la población”. No es tonto Chávez –se lee a veces- todo lo contrario. Acaso sea de esas inteligencias que no necesitan ir al colegio, como tampoco a una democracia con normas. Y acaso también, a quien le sobran tan manifiestamente los colegios, acaba sobrando de los electorales. Otra opción sería tomar ese “derecho a diseñar, administrar y supervisar la política de formación permanente de todos los ciudadanos” y, aplicada a quienes la redactan y apoyan, emplearla para forzarles a regresar al colegio. Del que tan notoriamente salieron antes de tiempo.

18 agosto 2009

Hecha la ley . 1

Extracta El País 16.8 la periferia de sinsentido que rodea el aborto que es en sí la ley que pugna por regularlo, donde sólo un 2.5% de dichas operaciones se realizan en hospitales públicos debido a la objeción de los médicos –escrúpulo que uno entiende por no tener que ver con la religión sino con algo más valioso como sea el rechazo a matar tu mismo lo que decide matar otro. Queda cercano el más aberrante recuerdo de la negativa del presidente del consejo general del poder judicial de apoyar -creencias religiosas mediante- la adaptación de los plazos en la normativa sobre el aborto, tal y como impera en la mayoría de países europeos. Y ahora es la generalitat catalana y el colegio de farmacéuticos los que bajan del monte de las leyes decentes esgrimiendo la tabla de la objeción a la píldora postcoital. Para querer algo, lo hemos de querer ambos –dicen tantos de leyes aprobadas que parecieran haber sido, a sus ojos, escritas en un bar. Por eso se comportan como si estuvieran en él: pagando otra ronda. De lo que no has pedido, pero y qué.

12 agosto 2009

El espíritu de la colmena


Qué quepa en un anuncio es tema antiguo, y la forma en que cada elemento modifica la información que contiene el resto es el arte del puzzle sin modelo claro. Posar en la página izquierda con una promesa de rentabilidad a la inversión tiene una relación ambigua con hacerlo en la página derecha con aquellos que, patronal mediante, son corresponsables, en la dificultad de despedirlos, de que la rentabilidad de una compañía no sea la que podría. Tenemos así uno de esos anuncios bizcos en el que cada parte del anuncio mira a públicos distintos y acaso incompatibles entre sí. Así, “Comprometidos con el empleo” es lo último que quiere escuchar el que viene de leer “rentabilidad garantizada del 8%”. Pero al revés, justo aquella es la frase encargada de aplacar el más que presunto bizquear del departamento económico gubernamental que haya de validar una oferta de pagares corporativos sin auditoria existente. La inusual doble página en estos tiempos famélicos de publicidad en prensa se dirige, a la vez, a un tercer público: el de los dueños del periódico, que muy probablemente llenarían, de no ocuparlas quien las paga, esas dos páginas con no poca chanza acerca de esa mancha amarilla ubicada en la parte superior derecha. Invierte César en lo que es suyo, y raro ha de ver un consejo de administración bajo los auspicios de Nuestra señora del perpetuo socorro, pues inquieta imaginar que el acto de fe que es invertir vaya de la mano -de la mano de los gestores- de esa otra fe que guía las decisiones en la posibilidad del milagro o acaso, sugerido por el propio historial del fundador, en la bondad del suplicio como camino de redención. Cuenta, así, finalmente el anuncio ese derecho de propietario, tan frecuente: que lo que en él aparezca haya de gustarme a mí, y sólo después a quien ha de pararse a leerlo, estupefacto.

10 agosto 2009

Vesti la giubba

Quien merece que le hagan un traje –aunque insista en que otros paguen por él el merecerlo- acaba logrando que se lo lleven a casa. Y así, días antes de que el presidente valenciano camps sea exculpado de aceptar pagos en especie de una red de soborno probada, el Tribunal Superior de Justicia valenciano anula la objeción de conciencia, la posibilidad de trabajo alternativo y la obligatoriedad de impartir en inglés la asignatura de educación para la ciudadanía. Se lee que el consejero de educación de esa comunidad dice que la asignatura “induce a los niños a votar socialista”. Cualquiera tiene el derecho de presentarse al mundo como un idiota o un descerebrado, cuyos actos esperen la solidaridad de otros tantos que, acaso sin ser necesariamente idiotas o descerebrados, fían a la honorabilidad de un cargo público lo que pararse a pensar un rato les daría en entendimiento lo que ahorran en fe. Obstaculizar la ley antitabaco como se practica en Madrid o forzar a un tribunal a llamarte tonto en público es un precio políticamente pagable pues quién va a atender el historial delictivo de un gobierno si hay partido esa tarde o, como se sabe, ellos hubieran hecho lo mismo con una ley nuestra. Hay siempre una razón más clara para avergonzarse, no de quien gobierna –que para eso, para hacer su santa voluntad, aspira al puesto- sino de quien lo elige, de quien por cloacas entiende catacumbas en que fundar la resistencia. Hay un aria en la ópera Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo –vesti la giubba (ponte el traje)- que canta el payaso ofendido en su honor, mancillado por la esposa a la que maltratara, y a la que se encamina a asesinar.