28 diciembre 2008

Nuevo atentado terrorista

Cuando aún no se han apagado los efectos de la salvaje irrupción del terrorismo en la India, un nuevo atentado viene a sumarse a la infausta lista de muerte y destrucción: esta vez ha sido en el gueto palestino de Gaza, donde los fallecidos rondan los dos centenares y se cree que los heridos podrían ascender a 500.
Estos datos son provisionales, ya que los terroristas no han dado por concluida su agresión, con lo que estas cifras podrían quedar rápidamente superadas. Como la población vive cercada y sometida al aislamiento internacional, no hay medicinas en los hospitales ni alimentos suficientes para asistir a los damnificados, con lo que es fácil suponer que parte de los heridos morirán sin la asistencia necesaria.
El grupo terrorista ya ha sido identificado y se ha sabido que está formado por militares del ejército israelí y funcionarios gubernamentales de ideología extremista radical que se abastecen de armamento por medio del gobierno de E.E.U.U.
Lo insólito de la situación es que destacados miembros del gobierno del país han justificado la masacre terrorista que se ha cebado sobre una parte de su población con argumentos fuera de toda legalidad democrática y del respeto a los derechos humanos y al marco jurídico internacional.
De esta manera, parecería que este grupo terrorista -en una extraña connivencia con los sectores más radicales del régimen- ha decidido poner en práctica de manera terminante la SOLUCIÓN FINAL tan descaradamente formulada por distintos políticos e intelectuales sionistas: la expulsión de los palestinos de sus casas y de sus tierras, su sometimiento y reclusión en guetos y su exterminio controlado.
Mientras tanto, una vez más, la reacción internacional viene a recordar la postura de los gobiernos de Inglaterra y Francia ante la política criminal desarrollada por el gobierno del partido nacional socialista en la Alemania previa a la segunda guerra mundial.

14 diciembre 2008

la camorra vasca

Leí ayer la colaboración habitual de Muñoz Molina en el Babelia de El País como todos los sábados, tan bien construida, tan certera. A medida que avanzaba en su lectura pensaba todo el tiempo en la magnífica foto que la encabezaba. Pero solo al final, cuando va concluyendo, empecé a sobrecogerme con el desenlace que mostraba. No podía ser, me decía, no se puede llegar a tanto. Y entonces me fui a ver la edición de El Mundo del jueves 4 de diciembre. Y allí estaba la foto en la portada para comprobarlo. No es ningún bar del sur de Italia. Es el País Vasco, aquí, ahora. La mafia ha vuelto a matar. Sus compañeros de mesa rellenan el hueco, reparten las cartas y siguen como la cosa más normal. La mafia vuelve a imponer su silencio.

02 diciembre 2008

3. el canon contemporáneo

Hay un adjetivo que tanto sirve para vestir el marasmo económico como para desnudar el liderazgo fraudulento que tiene en bush su mejor/peor ejemplo: desproporcionado. Lo fue invadir Irak o no tener espejos suficientes a mano, y lo ha sido, catastróficamente, conceder créditos durante años a quienes no podían pagar ni la ropa que llevaban. Desproporcionado el agruparlos como cajas chinas financieras, desproporcionado el recibir por ellas las más altas calificaciones de solvencia, desproporcionado el sembrar de ellas los balances de la banca mundial. Y más concretamente en nuestro país, desproporcionado el llamarse banca especialmente, prudentemente bien gestionada, y tener aún así el 60% de las manzanas crediticias en un mismo cesto, hoy en caída libre.
La intangibilidad del sentido común sin complejos que basta a Obama para proponer su equipo de gobierno en el que hay republicanos o demócratas que pedían su cabeza hasta hace meses, sucede a la intangibilidad de la hidra política –armas inexistentes en Irak- y financiera –ratios de solvencia imaginada. Pero esto era, sigue siendo, una mentira arañada en la mina de la codicia y la estulticia política, y aquello, lo que Obama podría enseñar al mundo si se deja, es el valor de un tipo de regulación que, por necesidad urgente, empiece en los mercados, y se consolide donde más falta hace: en el uso de la inteligencia como valor suficiente que admita esa forma de regulación que es un juicio cercano, permanente, obligado. Bush jr no ha de ser el idiota que se da por hecho es, no a tiempo completo. Pero nada en el mundo, y menos en su entorno, le ha obligado durante ocho años a pensar que sus decisiones acerca del cambio climático, la seguridad más allá del misil, la sensatez de un modelo de consumo irracional o la relación entre el hambre ajena y la inmigración propia exigen una visión de las consecuencias más allá de la impunidad que da un cuatrienio en el mismo despacho.
El adjetivo fatídico extiende sus tentáculos, por inevitable asociación, también a lo que de Obama se espera. Pero, reciclando cierta terminología del efecto invernadero, su antecesor ha emitido desproporción durante demasiado tiempo para que a Obama le sea imposible dejar de captarla ya desde antes de acceder al cargo. No puede esperarse ética de los mercados, y nunca habrá mejor, más debilitada, ocasión para imponerla mediante normas más estrictas que obliguen a una mayor transparencia y catalogación de los activos. Y se cuentan con los dedos –asesinados- de una mano los momentos en que de una presidencia se ha llegado, tan desesperadamente, a pretender algo parecido a una sensatez y a partir de ella, voluntad de inspiración mundial, que se diría incompatible con el cargo. De ambas escribe Paul Krugman en The New York Times –en la transcripción de El País 9.11: la ideología conservadora, con su convicción de que la codicia siempre es buena, ha ayudado a crear esta crisis. Lo que dijo Franklin Delano Roosevelt en su segunda toma de posesión -"siempre hemos sabido que el interés egoísta e irresponsable era malo desde el punto de vista moral; ahora sabemos que es malo desde el punto de vista económico”. Y ahora que la palabra podría lograr dejar de ser, por fin, un activo contaminado, también político.