27 octubre 2008

razones para no escribir

...La fortaleza de la democracia no necesitaba esa iniciativa de Garzón. La necesitaba esa suerte de capital simbólico que es atreverse a respaldar de frente la verdad histórica cuando está en riesgo de descrédito. Y el mejor modo, en 2008, es que Franco vaya haciendo compañía en los calabozos de la conciencia a su admirador confeso Pinochet, y por una vía directa. Es decir, a través de su imputación como responsable de insubordinación política y militar contra el poder surgido de las elecciones de febrero de 1936. Los insolventes éticos e historiográficos tendrán así algo más estranguladas las líneas de crédito.
Jordi Gracia, El País, 22/10/2008

23 octubre 2008

22 octubre 2008

a la espera de lo que opine Fraga

Numancia de la Sagra, cuyo multisecular topónimo, Azaña, fue abusivamente borrado del mapa en 1936. Cuando el arrasador avance franquista hacia Madrid alcanzó Azaña, el tuercebotas con galones al mando de los rifeños que ocuparon la aldehuela, apenas mil habitantes, imaginó que la denominación del lugar era un homenaje al entonces presidente de la República y, ni corto ni perezoso, reunió a un puñado de aterrorizados vecinos que habían logrado eludir el fusilamiento o huir a tiempo y nombró con ellos una comisión gestora para sustituir a los concejales electos, si es que alguno quedaba vivo. Pude consultar en su momento el acta de la primera sesión donde se dice: "La corporación, recogiendo el sentir del pueblo, acordó por unanimidad solicitar de su Excelencia el Jefe del Estado que, en lo sucesivo, tras los trámites pertinentes, la Villa lleve el nombre de Numancia de la Sagra, por el hecho trascendente de haber sido reconquistada por los gloriosos escuadrones del Regimiento de Numancia". La "gloria" de este regimiento no era, por ejemplo, haber tomado Gibraltar, sino el sistemático fusilamiento desde que pisó la Península, de cuanto labriego topó en su razzia, sospechoso de "rebelión militar".
En noviembre de 1990, en el solemne homenaje al presidente Azaña en Montauban, donde está enterrado, el entonces ministro de Felipe González, Jorge Semprún, dijo: "Tenemos la intención en el Ministerio de Cultura, con la ayuda del presidente del Gobierno autónomo de Castilla-La Mancha, de devolver, antes de fin de año, el nombre de Azaña a esta pequeña villa toledana, de donde es originaria, muy remotamente, la familia Azaña". Está impreso pero, al cabo de casi 18 años, la vida sigue igual. –José Fernández-Cormenzana, 18.10 en El País/cartas al director.

13 octubre 2008

Donde los cuchillos son espejos

Pues el título de su novela premiada –El mundo- vuelve demasiado obvio afirmar que vienen de concederle el Nacional de Narrativa a Millás por ese mundo tan suyo, puede mejor decirse que lo merece por su habilidad para advertir dónde terminan unos y empiezan otros. Uno cree que el famoso lugar desde el que se decide habla el narrador de una novela es, en el caso de Millás, uno eminentemente espacial, por su precisión se diría geográfico, desde el que su escritura cuenta cómo no hay ideas antagónicas que no tengan una frontera común, allí donde las cosas son una y su contrario. Se aprecia mejor en sus artículos en los periódicos porque en ellos no necesita personajes que encarnen esta u aquella paradoja. Se dirá que advertir similitudes no es necesariamente una virtud que produzca automáticamente buena literatura, pero quizá nunca como hoy sea tan útil, tan revelador ese cuchillo que, más que su corte, es el espejo que no deja de reflejar, y así volver a unir, lo que tanta estupidez alrededor dice ver separado o necesitadamente separable. No pocos de los cuentos de Cortázar podrían serlo de Millás, y al contrario también. Y en ese juego de posibles, sucede también que el premio le une al gran Muñoz Molina en haber recibido ese premio tantas veces inepto que es el planeta, y poco después el Nacional de Narrativa. El centauro valenciano sucede así al jinete polaco, aunque sólo sea –sin desmerecer la laudatio- para seguir arrastrando un poco más el muerto destino de una ambición literaria que sólo se mantiene sobre el caballo por inercia.

07 octubre 2008

Margarit hoy revelado premio

Vas llegando a la isla, ahora sabes
qué es el azar. Vivir, qué significa.
Tu arco será polvo en un estante.
Polvo será el telar y la pieza que teje.
Los pretendientes, que en el patio acampan,
son sombras de los sueños de Penélope.
Vas llegando a la isla mientras bate
el mar contra las rocas de la costa,
igual que el tiempo contra la Odisea.
Nadie tejió nunca tu ausencia. Nadie
vino tampoco a destejer tu olvido.
Por más que, a veces, la razón lo ignore,
Penélope es la sombra de tu sueño.
Vas llegando a la isla: las gaviotas
cubren la playa y no se moverán
cuando al pasar no dejes huella alguna,
pues tu no existes: eres la leyenda.
Quizá un lejano Ulises murió en Troya,
y quizá lo lloró alguna mujer,
pero en el sueño de un poeta ciego
continúas salvándote:
en la frente de Homero, riguroso,
eterno, cada vez que rompe el alba
un solitario Ulises desembarca.

'Ulises en aguas de Ítaca', del poemario 'Luz de lluvia'

the root pack

Aunque poco diga por estos lares cifrar en ello tan logradas raíces, diremos que Rufus y Martha Wainwright son hijos de Loudon Wainwright III y Kate Mc Garrigle, y que Teddy Thompson lo es de Robert y Linda Thompson. Con sorna consensuada, uno de los dueños de este blog llama a los primeros Rufus y Marta impronunciable. Algo ha de decir del cantar el aislar la voz y que aún así lo que suene sea un instrumento digno de tal nombre. Quizá para volver impronunciable el nombre de tanta música que es sólo mesa de mezclas.
http://es.youtube.com/watch?v=tFtDa6NBA9Q

03 octubre 2008

Minutos del día raro

La puerta se abre y uno renuncia a entrar en el lavabo, desocupado, de señoras. Pasa un rato y la que se abre finalmente es la de caballeros. De ella sale una señora rubia y grande. Nada dice probablemente esto del mundo, pero es raro como el vecino antiguo que al entrar en un ascensor te pregunta si estudiaste física, le dices que no, y entonces extrae del bolsillo un dibujito en una servilleta de papel, en él una bicicleta y una flecha que apunta hacia detrás. ¿Diría usted que, al pedalear hacia atrás, la bicicleta se desplaza? –pregunta. La mía no lo hace –respondo. Imposible, imposible. Porque usted está produciendo una energía, y la bicicleta ha de desplazarse hacia atrás. ¿La tiene usted ahí? –pregunta. Su hija de quince años se arrojó desde el octavo piso hace ya ¿veinte años?. Uno no lo recuerda en el ascensor, enfrentado por él a considerar que las energías crean retroceso sí o sí.